La importancia que tiene  el fenómeno de la corrupción  como factor económico centró ayer las discusiones de la cita de la  Asociación de Economía de América Latina y el Caribe, que celebra su tercera y última jornada en París.

Según los exponentes de dos grupos de trabajo, en algunos casos la  corrupción produce situaciones casi evidentes, como la disminución de las  inversiones, pero también pueden parecer increíbles, como el fomento  del ahorro, señalado por dos expertos brasileños.

El análisis estuvo centrado sobre todo en los factores políticos, sociales  y culturales que favorecen el desarrollo de la corrupción, así como sus  consecuencias, más que en los resultados económicos, en el comportamiento y en  las decisiones de los actores económicos.

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En ese contexto, Felipe Campante, de la Universidad de Harvard, presentó  un trabajo que expone las condiciones, según un criterio político, en que  desarrolla la corrupción, señalando dos elementos que juegan en ella.

También se señala que un contexto de inestabilidad política lleva al  funcionario a ser más corrupto en la medida que los plazos en que puede  disfrutar de sobornos son más cortos.

En el otro caso, de más estabilidad, el sector que paga las comisiones  tendrá tendencia a interesarse por aquellos funcionarios destinados a  estar en sus cargos, integrando el soborno a los costos.