No hay marcha atrás. El mundo de los negocios se globaliza. La estructura de las empresas tiene que cambiar para adaptarse al nuevo presente. La rigidez está siendo sustituida por la flexibilidad que la tecnología impone para afrontar la incógnita del futuro. La velocidad con que ocurren los cambios en esta era de la tercera ola, lleva a que el enfoque de las actividades comerciales del mundo en proceso de globalización, sigan una tónica diferente a la tradición.

Sin menosprecio a lo convencional, a lo usual y a la costumbre, el cambio, o sea la diferente manera de pensar, de ver y hacer las cosas, se presenta en mercados y productos a una rapidez increíble. Hay cambios fundamentales casi de un día para otro, que obligan a que el individuo afine su forma, estilos de pensar y actuar; y además aprenda a interpretar las señales del nuevo entorno. Lo único que no cambia es el patrón universal de medida de todas las cosas: el tiempo.

La efectividad de las decisiones de hoy frente a la globalización marca el ritmo de los negocios e intercambios. Cayó el Muro de Berlín para permitir el flujo de Occidente hacia el socialismo. En una especie de ósmosis, al mezclar dos culturas, cambia el estímulo a la mente universal para transformar la percepción.

Con la tecnología informática (descubrimiento del chip para almacenar información y entregarla a velocidades jamás pensadas) se produce una amalgama de cerebros y talentos, dando origen a una civilización: la era del conocimiento.

No se trata de una coyuntura. Es la estructura que se crea para dar paso a la nueva forma de gestión en el mundo. Estados Unidos lucha por el liderazgo; tiene como base su poderío económico y militar, que le permite atribuirse libertades que conculcan o limitan la de otros países. Pero nace la resistencia política, como la de Cuba y Venezuela; en la economía, la Unión Europea..., y en el campo comercial se ubican China e India, y otros mundos de actividad económica que con el tiempo buscarán alianzas para adherirse o protegerse. Llegaría, así, el tiempo de defenderse los débiles de los fuertes...

Aún no está claro si el mundo de la globalización lo dominará el desarrollo económico o la guerra. Lo que se puede anticipar es que la avaricia y la codicia en los diversos órdenes seguirán fortalecidas. Desde los tiempos bíblicos la corrupción seguirá creando nuevas Sodoma y Gomorra y Torres de Babel.

Un nuevo tipo de organización social surge con el cambio y la ruptura de las antiguas órdenes de acción. La continuidad de los antiguos patrones en la educación, la enseñanza y el aprendizaje: la velocidad e intensidad de la información demandan la ralentización de la mente para analizar, informarse y decidir. Será la información –que el ejecutivo deberá seleccionar entre la útil y la que no lo es– el conocimiento que nutrirá la mente de quienes conforman la alta dirección de gobiernos, de instituciones y empresas de negocios. En estas últimas, la utilización real del tiempo inflexible será lo que marque los resultados para la creación de riqueza.