Mientras el Atlántico parece alborotado y produce  tormentas sin cesar, un fuerte debate se ha abierto entre los científicos que  los estudian, que si bien concuerdan en que las altas temperaturas oceánicas  deben contribuir a la actividad, difieren en las causas de estas temperaturas.

A poco más de un mes del final de la temporada de huracanes en el  Atlántico, el 30 de noviembre, la cuenca produjo este jueves si 23ª tormenta,  "Beta", destrozando todos los récords históricos para la región desde que  comenzó a llevarse cuenta de ellos en 1851.

Los científicos concuerdan en que las altas temperaturas oceánicas -el  combustible primario de los huracanes- están creando cada vez más ciclones,  pero no se ponen de acuerdo en si ese calentamiento es producto del efecto  invernadero (artificial) o de ciclos naturales térmicos del planeta.

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Además, varios obstáculos técnicos impiden a los científicos llegar a  conclusiones indiscutibles, entre ellos la falta de instrumentos adecuados para  medir la intensidad y número de ciclones en el pasado.

Por otra parte, si se lleva registro de ellos sólo desde 1851, ¿es  realmente esta temporada la más activa que se ha producido en el Atlántico?

Dos estudios recientes sugieren que el calentamiento global puede estar  jugando un papel importante en el desarrollo e intensidad de los ciclones, para  algunos cada vez más fuertes.

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El primero, realizado por científicos del Centro Nacional de  Investigaciones Atmosféricas (CNIA) en Boulder (Colorado, oeste) y de Georgia  Tech (sureste), concluye que a nivel global, durante los pasados 30 años los  huracanes de máxima intensidad --de categorías 4 y 5 sobre 5 en la escala  Saffir-Simpson-- son cada vez más frecuentes e intensos.

Eso durante un período en el cual la temperatura oceánica aumentó 0,3ºC.

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Además, esa tendencia coincide con pronósticos que indican que el aumento  del CO2 (uno de los gases que produce el efecto invernadero) en la atmósfera  "podría aumentar la frecuencia de los ciclones más intensos".

El calentamiento del océano "ha sido definitivamente vinculado a los  aumentos en las emisiones de gases que crean el efecto invernadero, sobre todo  el CO2, que aumentó en 30% el siglo pasado y la mitad de ese aumento ocurrió  desde 1970", dijo esta semana en una conferencia en Washington DC Kevin  Trenberth, del CNIAC.

"Podríamos esperar que la intensidad de huracanes siga aumentando por lo  menos a corto plazo a medida que las temperaturas de la superficie del océano  aumenten", agregó Judith Curry, de Georgia Tech, una de las autoras del  estudio.

Ciclones intensos

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El segundo estudio, de Kerry Emmanuel, un experto del Instituto Tecnológico  de Massachussetts (MIT), sostiene que los efectos del calentamiento, natural o  artificial, ya se sienten en la intensidad de los ciclones, que desde 1950 al  año pasado cada vez son más fuertes y duran más tiempo.

"Uno ve una tendencia general al alta, particularmente en los pasados 30 ó  40 años", sostiene Emmanuel.

Sin embargo, otros científicos difieren de las conclusiones, entre ellos  los de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica estadounidense y el  prominente William Gray, de la Universidad del Estado de Colorado, una  autoridad en el tema cuyos pronósticos anuales sobre la temporada huracanada  son muy esperados por los expertos.

Gray, que afirmó que la atención que han recibido esos estudios en los  medios disemina "la falsa creencia" de que el aumento en la intensidad de los  huracanes se debe al calentamiento global, sostiene que hace 30 años no  existían los modernos instrumentos de medición actuales y era difícil  distinguir entre huracanes de distintas categorías.

Además, no hay pruebas para asumir que el aumento en la frecuencia o  intensidad de los huracanes esté correlacionado a aumentos de temperatura  menores a 0,3 ºC, dijo Gray. Infinitas variables, entre ellas la humedad y las  corrientes de viento, actún en la intensificación de los ciclones, agregó.

Sin embargo, Gray no descarta que el calentamiento global pueda tener un  papel, lo que dice es que tendrán que pasar muchas décadas hasta que se pueda  hallar un patrón y llegar a esa conclusión, y mientras tanto se debe asumir que  la alta actividad se debe a ciclos naturales.

Anthony Lupo, profesor de Ciencias Atmosféricas de la Universidad de  Missouri, coincide: "La mayor parte del calentamiento va a ocurrir en las  regiones polares y no en los trópicos", donde se forman los ciclones, dijo.