Esta modalidad de trabajo entretuvo   y regocijó a muchos  seguidores de los favores de la ‘diosa fortuna’.

Otro testimonio citadino que lleva por los caminos de la añoranza a incontables guayaquileños, compatriotas, extranjeros que se radicaron aquí o que en tránsito gozaron de las bondades de la ciudad es el de los populares ‘sorteos’,  que la comunidad buscó asiduamente en la segunda mitad del siglo XX para ‘probar suerte’, conseguir un buen premio (casa, carro, artefacto hogareño, viaje)  y entretenerse con los shows artísticos complementarios que ofrecían en espacios de radio y televisión el día fijado para declarar y conocer ganadores de sus promociones.

Aunque antes ya los hubo sin mayor profusión, fue en las décadas del 50, 60 y 70 de la centuria pasada cuando se conoció la inusitada actividad de los ‘sorteos’, cuyos anuncios copaban especialmente las páginas de los diarios y emisoras en pos de clientes y compradores para sus acciones, boletos y planes que se ofrecían unos más interesantes que otros. Quién no recuerda a Pedro Ezequiel Camposano Ramos, ‘el promotor que cumple’, convertido en idóneo referente de esta actividad comercial en Guayaquil, la provincia y el resto del país.
 
Otros ejemplos

Además de Camposano Ramos, que mantuvo su acreditado plan durante varias décadas y que por su muerte lo asumió  por algún tiempo su familia,  hubo muchos otros que lograron popularidad y confianza por la transparencia y cumplimiento de  lo prometido. Allí Sorteos Luque, Sorteos Plaza, Pólit, Guevara, Aragón, Francomercial, Financiero Mercantil, Propiedad Horizontal, Guayaquil, Modelo, Abad, Tola, Amazonas, Centenario, Granja y Universitario.

También se recuerdan Sorteos C.A., Mundo, Internacional, Nacionales, San Judas, Convenio Popular, Leonel Moncayo, Ecuatorianos, Club Único, Villa Emilia, México, Galecio, Plaza Luque, Compre y Gane, Utyl, Sucre Hogar, de la Sociedad Hispano Ecuatoriano, Cristóbal Colón, La Fortuna, La Alcancía Popular, Financiera del Ecuador, Playas, Impostergables, Importadores Asociados, Victoria, Buena Suerte, etcétera.

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Con el incremento de los canales de televisión se hicieron programas como Telebingo y Los Cien Amigos, que popularizó el carismático Jorge Azín. No faltaron promociones de pronósticos en el campo deportivo como Totogol; 5,  6 y 7, Compre y Gane,  La Gallina Ciega, entre otros.
 
Seriedad y cumplimiento
La mayoría de los empresarios tuvo sus oficinas en el centro de la ciudad para atender a la clientela; casi todas las rifas eran semanales (los miércoles) y el jueves publicaban en los diarios los nombres de los favorecidos. Pedro E. Camposano incluía la foto del agraciado con el vehículo que solía sortear y él aparecía también junto con su pequeña hija. En los programas radiales o de televisión actuaban artistas nacionales y extranjeros que hacían amenos esos momentos de tensión de los compradores de los boletos o acciones.

Se conocieron pocos casos de reclamos por incumplimiento en la entrega de los premios, pues los ejecutivos cuidaban el buen nombre de sus respectivos establecimientos. La metrópoli no tenía el crecimiento actual y si algún empresario levantaba el vuelo  con ‘el santo y la limosna’ estaba condenado al señalamiento público. El control de la Intendencia de Policía a estos negocios igualmente daba seguridad a sus compradores.

Actualmente son pocas personas y empresas dedicadas a esta labor comercial y el público ve con recelo cuando aparece alguna nueva promoción  ofreciendo ‘el oro y el moro’.  Sigue sí por su tradición y confianza bien ganadas la Lotería de la Junta de Beneficencia de Guayaquil y las promociones que auspicia, con cuya venta se sostienen las diversas casas asistenciales que pertenecen a la noble institución.