Según Interagua, hasta septiembre, se registró la sustracción de 700 rejillas y tapas de alcantarillas.

La señalización no existe. Los vehículos deben hacer maniobras inesperadas para sortear el agujero y los peatones evitan cruzar por la esquina para no caerse.

En la Av. Francisco Rizzo, en la Mz. 214 de la ciudadela Sauces II, una alcantarilla sin tapas ha puesto en riesgo la circulación de los moradores.

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No es el primer caso. En agosto pasado, una situación similar se presentó en la 29 y la E, y en la 29 y Nicolás Augusto González, en el suburbio oeste de Guayaquil. Y a diario es común observar en las calles cañas o tallos de árboles para alertar a los transeúntes de una alcantarilla abierta.

El problema, indica Johanna Trujillo, jefa de prensa de la concesionaria Interagua, es que se las roban, al igual que las rejillas de los sumideros, para venderlas. “Lo hacen en la noche o en la madrugada para que nadie se percate”, dice.

Las tapas de alcantarilla están hechas de hierro gris o hierro dúctil y su tamaño varía entre 50 cm y 1,20 metros de diámetro; las rejillas están elaboradas de acero de una pulgada de diámetro. De ahí los robos constantes, incluso de las planchas de acero que colocan en las calles. Según ella, porque las funden para usar nuevamente el material.

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Y da cifras. De las 332 tapas de alcantarilla que se instalaron entre enero a septiembre de este año, 100 corresponden a reposiciones por hurto.

El problema es mayor con las rejillas de sumideros. De las 642 instaladas, 600 fueron para reponer piezas robadas.

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Interagua también colocó 4.144 tapas domiciliarias (alcantarillas en las veredas) pero en este caso, señala, los robos son poco frecuentes porque son hechas de cemento.

Un informe de la concesionaria establece que hasta septiembre pasado las pérdidas por robos ascienden a 35.000 dólares y que al año la cifra por reposición e instalación de tapas y rejillas alcanza los 600.000 dólares.

Pero ¿por qué no existe señalización en todos los puntos afectados? Trujillo indica que eso ocurre cuando la ciudadanía no ha reportado el problema. “Es imposible tener inspectores en toda la ciudad y si no nos denuncian no podemos enterarnos”, señala.

Según ella, cuando existe un reporte se envía a un equipo a inspeccionar para confirmar si la alcantarilla es de la empresa. Luego se coloca un cerco de seguridad y se la repone.

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Pero el robo no es el único problema. Las tapas dañadas y sin mantenimiento también son frecuentes en la ciudad.

La empresa alega problemas en el control del tráfico. “Muchos vehículos pesados circulan en zonas permitidas solo para livianos y eso las deteriora”. En el caso de las veredas, dice, se da por el peso de los carros que se estacionan.

35.000 DÓLARES
se gastó Interagua hasta septiembre de este año en reposición de tapas de alcantarilla y rejillas de sumideros robadas, según un informe de la concesionaria.

642 REJILLAS
de sumideros instaló la concesionaria de enero a septiembre de este año en la ciudad. De estas, 600 aproximadamente corresponden a reposición por robo.