El estadounidense presenta la visión de escritores y cineastas sobre la identidad y resistencia de Ecuador en esta homologación.

Desde que se inició en su actividad como escritor y ensayista, al estadounidense Michael Handelsman le interesó poner de manifiesto y analizar temas vinculados con la cultura ecuatoriana y su producción tanto artística como social y el desarrollo  de Latinoamérica.

Su reciente trabajo   Leyendo la globalización desde la mitad del mundo. Identidad y resistencias en el Ecuador, que presentó el  viernes en la Universidad Católica de Guayaquil, no se aleja de las inquietudes del literato, quien es docente   hace 30 años en la Universidad de Tennessee en   EE.UU.

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En el ensayo, de 263 páginas y editado por El Conejo, se plantea un acercamiento a los procesos de globalización pero experimentados desde el Ecuador, “país que se ubica en el centro del planeta, sin embargo, como la mayoría de naciones, está en la periferia”.

Al hablar de periferia, Handelsman se refiere a la marginación que aún se vive, pese a que la época del colonialismo concluyó.

Señala   que el éxito de la globalización radica en la negociación entre los diferentes grupos de intereses, que entre sí tienen visiones distintas.

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“Eso no significa buscar la integración como la hemos entendido hasta ahora porque la integración ha significado para los grupos subalternos la eliminación de su manera de ser y ahora esos grupos insisten en su coparticipación”, explica el docente y escritor.

Comenta que al formularse el cuestionamiento sobre la hegemonía que ejercen los países del Primer Mundo sobre los del Tercero, entre los que se encuentra Ecuador, es inevitable involucrar la producción cultural del país, y con ello no solo se refiere a una invisibilización de las manifestaciones artísticas locales sino también a las tradiciones, costumbres, folclore y otros aspectos que forman parte de la identidad particular de un Estado.

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Handelsman establece que a partir de 1990, con las manifestaciones indígenas que ha habido en el país, se empieza a descubrir a Ecuador.

El ensayo, en el que su autor mezcla la visión de escritores y cineastas sobre la proyección del país hacia la globalización y las resistencias de este, toma impulso en el 2000 cuando el estadounidense estuvo al pie de la Casa de la Cultura en Quito (avenida Seis de Diciembre y Patria), y a su alrededor se localizaban las embajadas de Estados Unidos y  de Francia y un McDonald’s.

“Los tres últimos lugares se colocan topográficamente al norte de la capital y la Casa de la Cultura al sur, y metafóricamente nos traslada a cómo nos situamos en el mapa de América y también a ese poder que ejercen las primeras potencias mundiales sobre otros países”, añade.

Para Handelsman es necesario demostrar que hay otras naciones fuera de las del Primer Mundo que tienen sus propios actores que las identifican entre sí, por lo cual  en la cátedra de Literatura Hispanoamericana enseña las obras de autores ecuatorianos y de otros países.

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El ensayista  está casado con una guayaquileña y periódicamente viene a Ecuador para múltiples actividades vinculadas con la literatura y docencia. Ahora prepara la obra El personaje femenino en la narrativa ecuatoriana y otra sobre el mestizaje.