El Papa Benedicto XVI reafirmó ayer la regla católica del celibato sacerdotal, rechazando las sugerencias de que el modo de hacer frente a la falta de sacerdotes para los 1.100 millones de católicos sería permitirles el matrimonio.

Esto ocurrió ayer durante la canonización de cinco nuevos santos de la Iglesia, proclamados por el Papa en la misa al aire libre realizada en la plaza de San Pedro del Vaticano, con la que además clausuró el Sínodo de Obispos, que duró tres semanas, y el Año de la Eucaristía.

En su homilía, el Papa dijo que “el celibato de los sacerdotes es un precioso regalo y el signo de amor completo a Dios y al prójimo fundado sobre el Misterio Eucarístico, celebrado y adorado”.