Las importantes pérdidas anunciadas esta semana  por Ford y General Motors (GM), tras la quiebra del fabricante de autopartes  Delphi, son síntomas de un agravamiento de la crisis del sector automovilístico  estadounidense, que necesitará una profunda reestructuración.

El jueves, Ford reportó un perjuicio de $  284 millones  en el  tercer trimestre del 2005, citando un “ambiente difícil” para la industria del automóvil, especialmente en América del Norte. El lunes, GM  anunció a su vez una disminución récord de $ 1.600  millones.

La industria de Detroit (norte), cuna estadounidense del automóvil, “atraviesa un periodo de transición”, resumió John Casesa, de la banca de negocios Merrill Lynch.

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“Su estructura no es estable (...) y creemos que esto seguirá empeorando”, agregó.

Por lo pronto, GM  anunció un acuerdo con los sindicatos para suprimir unos 25.000 puestos de trabajo y reducir gastos de salud para empleados y ex  empleados a partir del 2006.

Ford, por su parte, prometió presentar en enero un plan de reestructuración que incluirá supresiones de empleos y cierre de plantas, principalmente en América del Norte.