Es temprano todavía para imaginar cómo influirá este nuevo ingrediente en los acontecimientos, pero desde ya podemos afirmar que siendo así, estos grupos deberían comenzar a meditar en las responsabilidades que eso conlleva.

Criticar a los partidos tradicionales es necesario puesto que han fallado. ¿Pero acaso sus críticos están exentos de fallas? ¿Son conscientes de las mismas? ¿Y qué planes han adoptado para corregirlas?

Sería importante que explicaran, por ejemplo, por qué su corriente está compuesta mayoritariamente de grupos pequeños, casi minúsculos algunos, que no parecen dispuestos a integrarse en una sola organización, con ideario y estructura. ¿Será acaso que así como hay personas con intenciones honestas, no faltan también los arribismos y las rivalidades?
¿Y por qué son tan minuciosos al enumerar lo que está mal, pero se quedan a veces en las puras abstracciones cuando se trata de explicar lo que habría que hacer?

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De lo que se trata, para dirigentes políticos, “forajidos” y grupos ciudadanos en general, no es de aparecer en los medios a toda costa, sino de ofrecer respuestas concretas a problemas concretos.