La población de Miami-Dade espera frenética la llegada del huracán Wilma, considerado el más poderoso en la historia del Atlántico, y que ayer se desplazaba lentamente rumbo a  Florida como categoría 3, con vientos de 200 kilómetros por hora.

Las previsiones indican que llegará esta noche o mañana en una franja que va desde Cayo Hueso, al sur, hasta Tampa, al norte, pero los primeros estragos se sintieron ayer con fuertes lluvias e inundaciones.

 Miles de residentes se volcaron ayer a comprar madera, linternas, agua, enlatados y productos no perecibles. El galón de agua llegó a duplicar su precio.

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 “Hoy gasté 400 dólares entre paneles de madera y comida, sumado a lo que gasté con Katrina y Rita son más de 1.200 dólares en esta temporada de huracanes”, dijo Alicina Macedo, ecuatoriana casada con un cubano y residente de Coral Gables.

La escasez de gasolina era  evidente ayer en algunas partes de la Florida y autopistas como la I-95 estaban congestionadas porque ayer se ejecutaba la orden de evacuación obligatoria de los cayos, las islas pobladas al extremo sur de  Florida.

En el aeropuerto internacional de Miami desesperados pasajeros pugnaban por los últimos vuelos de partida.

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 “Quiero salir ya, hace tres días Airtran me vendía un tiquete a Boston por 143 dólares y hoy me lo ofrecen a 373 y American lo tiene más caro. Están locos pero yo pago lo que sea porque de que salgo, salgo”, recalcó Peter Bettler, un infortunado turista.