m¿Ahora descubrimos que es tan dispersa con respecto al papeleo que un diminuto asunto, como practicar la ley de manera legal, se le había pasado por alto mientras sirvió como abogada del líder del mundo libre?

Estaba empezando a aceptar la idea de que una persona nominada para la Suprema Corte de Estados Unidos no necesita tener experiencia para el puesto. Ahora resulta que ni siquiera necesita ser abogado con toda la documentación en orden.

Harriet Miers (nominada por el presidente Bush para la Corte Suprema) compartió un secreto acerca de sí misma en su solicitud para convertirse en magistrada adjunta: “Con anterioridad en el año, recibí un aviso de que mis cuotas para la barra de abogados del Distrito de Columbia no se habían cubierto y debido a eso, se habían suspendido mis facultades para practicar leyes en D.C.”.

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Miers, en esa época abogada de la Casa Blanca, remedió la situación después de recibir la carta. Pero, ¿acaso los subalternos de Bush no la defendieron argumentando que era realmente magnífica para administrar el flujo de documentos cuando fue secretaria de personal del Presidente? ¿Ahora descubrimos que es tan dispersa con respecto al papeleo que un diminuto asunto, como practicar la ley de manera legal, se le había pasado por alto mientras sirvió como abogada del líder del mundo libre?

Hubo otro extraño episodio con un senador republicano, Arlen Specter, esta semana. Specter dijo que tanto él como Miers conversaron en privado el lunes y que ella expresó su apoyo hacia dos dictámenes de la Suprema Corte que establecieron el derecho a la intimidad y que son considerados la base del caso Roe vs. Wade (que sentó jurisprudencia en torno al derecho al aborto en Estados Unidos).

Antes de que Miers pudiera siquiera olvidar de nuevo las cuotas que adeudaba a la barra, la Casa Blanca declaró que Specter estaba equivocado, y Miers se comunicó con él para decírselo así. Specter estaba dispuesto a decir que había malinterpretado la información, y seguramente buscará aclarar todo en las audiencias.

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Sin embargo, quizás termine ciñéndose a su declaración anterior, cuando dijo que: “Ella necesita un curso intensivo en derecho constitucional”.

Existe un registro en el que ella favorece una de las posiciones más restrictivas con respecto al aborto: apoyando “activamente” una enmienda constitucional para volver ilegal el aborto, con excepción de los casos en que la madre efectivamente está a punto de morir (sin importar si su salud pudiera ser afectada severamente o si ella es víctima de violación o de incesto).

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Cuando se postuló para el Concejo Municipal de Dallas, Miers dijo que sí a todas las inquietudes de Tejanos Unidos por la Vida, grupo en contra del aborto, dejando dudas solamente en una: con respecto a si votaría para que a cualquiera que apoyase el derecho al aborto no pudiese trabajar en el Municipio en temas de salud.

“Las respuestas claramente reflejan que Harriet Miers se opone a Roe vs. Wade”, indicó la senadora de California, Dianne Feinstein. “Eso plantea inquietudes muy serias con respecto a su capacidad para aplicar la ley sin parcialidad”.

La Casa Blanca trató de que Miers transmitiera una impresión de mayor conservadurismo al promover su estirpe como una de las integrantes de una ultraconservadora Iglesia evangélica. Cuando eso repercutió negativamente, algunos funcionarios empezaron a dar marcha atrás y dijeron que no se le debería interrogar con respecto a su fe, aun cuando el mismo Presidente señaló que su fe constituía buena parte de su atractivo.

Después, cuando sus draconianas opiniones en lo concerniente al aborto salieron a la luz, la Casa Blanca trató inmediatamente de apaciguar a la izquierda. Scout McClellan, el publicista de la Casa Blanca, puso en marcha su máquina de niebla, diciendo: “La participación de un juez difiere considerablemente de la participación de un candidato o un servidor político en funciones”.

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“La conozco lo suficiente para ser capaz de afirmar que ella no va a cambiar, que en 20 años a partir de ahora  será la misma persona, con la misma filosofía que tiene hoy”, aseguró Bush.

Algunos demócratas que la han entrevistado en fechas recientes no han podido observar en ella el rigor intelectual que vio Bush, descubriendo que su currículum vitae es tan delgado que ni siquiera le granjearía un artículo favorable en la revista del Abogado Estadounidense.

The New York Times
News Service