La tripulación permaneció catorce días detenida en alta mar en la embarcación Jostin.

El sol se escondió y el calor se convirtió en frío. Los 21 tripulantes del barco Jostin permanecieron parados sobre la proa sin comer ni beber durante 12 horas.

No podían moverse ni ir al baño mientras trece marinos estadounidenses revisaban los camarotes y todos los rincones del barco.

Los marinos los habían interceptado a 330 millas al sur de las islas Galápagos mientras perseguían un banco de peces.

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Jhonny Cedeño, capitán del barco, recuerda que eran aproximadamente las 10h00 del 5 de octubre pasado cuando los  miembros de la fragata estadounidense McClusky FFG-4 abordaron la embarcación pesquera aduciendo que  transportaba droga.

“Apenas ingresaron nos apuntaron con sus fusiles y nos replegaron sobre la proa. Al comienzo nos asustamos, pero luego estuvimos tranquilos porque sabíamos que no llevábamos drogas ni migrantes”, dice Cedeño.

La situación empeoró durante los dos últimos días de los catorce que los marinos extranjeros los mantuvieron presos en alta mar en el interior del Jostin.

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“Cuando íbamos al baño o mientras fileteábamos el pescado para comer nos apuntaban con sus fusiles en la sien”, comenta el pescador Enrique Benalcázar.

Los pescadores relatan que los víveres y el agua escasearon porque solo habían llevado para 18 días, pero estuvieron 20 en alta mar.

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“Como capitán de la tripulación le pedí comida a uno de los marinos que hablaba español, pero me respondió que eso no le interesaba”, cuenta Cedeño.

Tras la odisea en alta mar, llegaron a Puerto Bolívar en la provincia de El Oro. Allí y por falta de evidencias, los integrantes del Departamento Antidrogas de Estados Unidos (DEA por sus siglas en inglés) y las autoridades locales los liberaron.

El domingo pasado los 21 tripulantes llegaron al puerto de Manta y relataron lo ocurrido a las autoridades navales.

Ellos aseguran que las 1.000 piezas de pescado dorado y los diez tiburones que habían capturado se dañaron porque los marines no les dejaron colocarles hielo.

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En total tienen una pérdida de $ 50 mil en peces, combustible, hielo, materiales de pesca y las reparaciones que tienen que hacer a la nave.

El Frente de Defensa de la Pesca Artesanal acogió este caso. Su presidente, Jorge Chiriboga, dice que desde el 2000 tienen cinco denuncias por intercepciones de marines norteamericanos a los pescadores. Dice que las intercepciones son más frecuentes pero pocos pescadores se atreven a contarlas.

CONTROLES

DAÑOS
Hace cinco meses hubo otro caso. El barco Ochosis quedó destruido tras la revisión. Permanece sin reparar en la rada de Manta.

REVISIÓN
“Cuando queremos abordar un barco sospechoso de llevar drogas pedimos permiso”, manifestó Linda Jewel, embajadora de los Estados Unidos en Ecuador.

VIGILANCIA
Jewell dijo que la misión de los pilotos estadounidenses que hacen la vigilancia es detectar embarcaciones que trasladan drogas. Aunque también se detectan los barcos que llevan a los migrantes de forma indirecta.