El consumo interno –es decir la compra de bienes y servicios– mejoró la expectativa de la economía en el segundo trimestre del año.

Durante ese periodo el Producto Interno Bruto (PIB) creció 1,3% respecto al primer trimestre (cuando hubo un decrecimiento del 0,2%), según el Banco Central que considera que esto “constituye un resultado positivo, más aún si se considera que el segundo semestre estuvo marcado por eventos políticos y económicos que deterioraron la imagen del país”, con efectos como la suspensión de créditos externos. Sin embargo, los créditos de consumo no fueron un factor determinante en este tema.

El Central revisó a la baja la previsión del crecimiento económico. Pasó su proyección de 3,6% a 3,3%, debido a los efectos del paro en las provincias petroleras.