La Fundación Malecón 2000 coordina un plan  de desarrollo para las familias que viven en la zona.

La expresión del rostro de los casi 200 habitantes de la isla Santay ha cambiado. Y ellos son los primeros en reconocerlo.

Ahora, la sonrisa es más común y tiene una relación muy directa con el progreso de la comunidad, del que hablan con notoria satisfacción.

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Esa alegría parece estar matizada por la esperanza, en especial cuando reciben la visita de lo que hace poco tiempo ellos llaman turistas.

El significado de este término y su utilización es algo que se volvió común este año en el vocabulario de los pobladores de este sector, situado en el Golfo de Guayaquil.

Turista es la palabra que los invita a pensar en el desarrollo, en mejorar su nivel de educación y su economía.  Por eso se preparan para saber cómo promocionar el lugar donde viven como un sitio de esparcimiento para quienes prefieren la naturaleza.

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En las tardes del lunes, miércoles y viernes, más de 20 personas reciben capacitación para un grupo aproximado de 25. El propósito de las charlas es compartir las técnicas necesarias para que los habitantes se conviertan en guías turísticos de la zona.

Este proceso es parte del proyecto de desarrollo sostenible de la isla, declarada zona protegida por organismos internacionales,  que coordina la Fundación Malecón 2000 y en el que también participan entidades del Estado como el Ministerio de Ambiente.

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El plan se basa en tres líneas estratégicas que pretenden mejorar las condiciones de vida de los habitantes y de la isla sin afectar el ecosistema.

La implementación de tecnologías alternativas, el uso racional de los recursos naturales y la educación e investigación ambiental son los ejes del programa, explica Alicia Jaramillo, coordinadora de las actividades del plan.

Estos parámetros implican la utilización de energía renovable (como la solar) en lugar de la eléctrica, tratamiento de desechos, cultivo de especies vegetales, espacios de difusión  y turismo de naturaleza.

Para este último se están preparando los nativos de la isla, quienes junto  con los coordinadores han trabajado en la adecuación de senderos turísticos para quienes visiten la zona. Esta actividad, según los moradores, está “tomando fuerza poco a poco”.

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Jaramillo dice que la ejecución del programa se concreta por partes por la falta de financiamiento total de las tareas, que cuestan $ 8 millones aproximadamente. Para avanzar –sostiene– se realizan convenios con otras instituciones, porque la meta es no detener las labores y terminar lo más pronto posible.

De esto están conscientes los pobladores como Aurelio Reina, quien sabe “que todos deben apoyar y trabajar para mejorar”. Hasta ahora santayleños han visto como frutos del proyecto, entre otros, la obtención de nuevas casas (tipo Hogar de Cristo), donde viven familias independientes. Antes, más de tres habitaban en la misma vivienda.

Además, la casa comunal, donde funciona la escuela fiscal, tiene iluminación a través de paneles del sistema de energía solar, un modelo para el resto de hogares de la isla.

98%  POBLACIÓN
Es el porcentaje de habitantes de la isla que se dedica a la pesca. Lo realiza a diario según  las mareas, aguajes, época del año. Las familias que tienen canoas para la actividad trabajan libremente.

121,96 DÓLARES
Es el ingreso medio mensual  por familia. Según investigaciones, esa cantidad limita el consumo. La proporción de pobreza es alta, lo que implica la poca eficiencia de servicios. Ante esto se trabaja en un plan de desarrollo.