Algunos de los filmes de la cita cinematográfica se verán desde mañana en Guayaquil, en el MAAC Cine.

Damián Alcázar, uno de los actores más importantes del cine mexicano actual y que ha trabajado en producciones importantes como El crimen del padre Amaro, La habitación Azul, La ley de Herodes y Crónicas, esta última junto al realizador  ecuatoriano Sebastián Cordero, se encuentra en el país desempeñándose  como jurado en el festival Cero Latitud, que llega al MAAC Cine, de Guayaquil, desde mañana.

El actor se confiesa amigo del cine ecuatoriano. Su proyecto es seguir participando en producciones del cine andino y latinoamericano. A la par, piensa trasladarse a Canadá para desarrollar su carrera en ese país. Alentado por las más de 50 producciones que se presentan en el festival de cine ecuatoriano, pero a la vez preocupado por las situaciones precarias de producción, habla sobre la problemática que vive el cine nacional y latinoamericano.

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Pregunta: ¿Cómo hacer cine en Ecuador?
Respuesta: Es sumamente difícil, hay que esperar que a las instituciones llegue una persona interesada en la cultura y si esta se va todo termina y a empezar de nuevo. En Ecuador, quiero pensar que hay un impulso en cuanto se refiere al cine. Que Sebastián Cordero es una punta de lanza. Es un director muy talentoso y puedo jurar que va a destacar muy pronto internacionalmente. Me da mucho gusto saber que todos los que trabajaron en Crónicas son cineastas y por eso quisiera volver a filmar  en este país.

P: ¿Cree que es necesaria una ley del cine?
R: Ojalá que una ley del cine pueda ser benéfica para ustedes. En México está muy endurecida por la postura de los exhibidores junto con los distribuidores, que son todos de Estados Unidos. Así se hace difícil que haya un verdadero respaldo hacia el cine local. Peor aún, tenemos todo perdido cuando se firme el Tratado de Libre Comercio (TLC), porque los norteamericanos son malos compañeros de negocios y siempre quieren ganar algo. En concreto, en el cine, acomodar su producción y que no tengan nada que se les ponga enfrente.

P: ¿Se podría imponer una política de protección al cine nacional?
R: En mi país se estableció una ley que permitía que un peso de cada boleto comprado en taquilla fuera dedicado a la producción mexicana. Finalmente, los jueces dictaminaron que era un acto anticonstitucional. Pero el año en que estuvo vigente la ley se hicieron 16 películas, cuando nosotros con enormes dificultades no hacemos más de 14. El cine es muy buen negocio, por eso hay tantos intereses de por medio, pero también hay que entender que es un medio por el cual se expresa cultura y por el cual podemos hablar de nuestra cotidianidad.

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P: ¿La televisión podría ser una opción para los nuevos cineastas?
R: La televisión no te permite espacios creativos y es una verdadera pena, porque se está desperdiciando un medio valiosísimo. Todo tiene que  ver con el tiempo de producción. Ahí se quieren resultados rápidos y realizar un buen programa necesita tiempo y mucha dedicación de todas las partes, hay un criterio mezquino y por eso la telebasura se impone.

P: En todo caso, es indudable que la producción del cine no comercial en Latinoamérica está creciendo.
R: Y es por gente que cree que es mucho mejor un trabajo esforzado. Yo prefiero realizar proyectos con ellos, aunque mis cuentas siempre estén en rojo.