Cosas que inexplicablemente sufre una buena cantidad de ciudadanos:

No hubo agua por 48 horas para tres millones de personas. La justificación fueron los arreglos para que  en un futuro cercano no existan problemas de escasez y calidad. Sobrevivimos, pero no sé cuánto dure este “consuelo”.

No hay sistemas de generación de energía eléctrica sostenibles. Hasta hoy solo se piensa en aprovechar la época lluviosa para encauzar aguas.

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No hay un Seguro Social que de verdad cumpla la función para la cual fue creado. Este solo cumple con sus mejores socios, y está por demás decir para qué “sirve”.

No hay una estructura y sistema educativo que induzca a la población a desarrollarse como persona.

No hay seguridad pública. La amenazante inseguridad perdurará por mucho tiempo. ¿Qué planes hay para disminuir su intensidad? No hablo de acciones paliativas.

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No hay autoridades de justicia y control. Rara vez se conocen excepciones y una buena acción de ellos; siempre nos invitan a combatir la corrupción y terminamos perseguidos.

No hay inversión en proyectos de desarrollo, que determine un crecimiento en la agroindustria o en otro tipo de industria. ¿Se invierte en proyectos que mejoren la productividad de las industrias?

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No hay fuentes de trabajo. Un problema de verdad que origina desaliento en quienes se han estado formando para producir: y no se diga de quienes sufren ya frustración.

No hay la decisión de cambiar las cosas. Lo que no se entiende es por qué es tan difícil.

Al observar nuestro entorno, nada cambia. Existe una pizca de pulcritud en la elección de los magistrados de la Corte de Justicia, pero en el fondo no me preocupa la forma de selección, sino un sistema que nos garantice su accionar; en cuanto al ciudadano común, entre los que me incluyo, la decisión de cambios es inminente en todos los aspectos.

Ing. Iván Enríquez Contreras
Guayaquil

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