La muestra estará abierta desde mañana hasta el 31 de diciembre en el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York.

El estilo gráfico y el potencial expresivo de la línea cerca de la abstracción quedan desvelados en más de un centenar de obras reunidas en la primera retrospectiva de dibujos del pintor holandés Vincent Van Gogh en Estados Unidos.

Organizada y presentada por el Museo de Arte Metropolitano de Nueva York, en conjunción con el Museo Van Gogh, en Amsterdam, la muestra ofrece la oportunidad única de ver reunidos por primera vez y en un mismo lugar buena parte de los dibujos de este gran maestro.

Publicidad

“Cuando la gente piensa en Van Gogh tienden a pensar en sus pinturas y en su vivo y, a veces, poco uso del color. Sus dibujos serán una revelación para quienes creen entender por completo su visión artística”, dijo Philippe de Montebello, director del museo.

Van Gogh (1853-1890) creó más de 1.100 dibujos en su corta carrera artística, muchos de los cuales son aún relativamente desconocidos para el público general, debido, en parte, a su fragilidad y sensibilidad a la luz.

Algunas series de dibujos se reúnen en esta exhibición por primera vez desde que abandonaron el taller de Van Gogh y, según De Montebello, “es improbable que estos y otros trabajos se muestren juntos de nuevo a lo largo de nuestra generación”.

Publicidad

La exhibición refleja, principalmente, el rico diálogo que hubo entre los dibujos y las pinturas de Van Gogh, para lo que se vale de algunos óleos sobre lienzo colgados junto a sus respectivas obras en papel del mismo tema o sujeto.

Van Gogh se sentía más cómodo cuando dibujaba paisajes que figuras, como lo demuestra esta exhibición, abierta entre mañana y el 31 de diciembre. Entre las obras destacan un raro autorretrato del artista –uno de los dos cuya existencia es conocida– y el retrato de su amigo y vecino, el cartero Joseph Roulin, cuyo óleo es una de sus obras más emblemáticas.

Publicidad

Entre los paisajes expuestos está la serie de vistas a gran escala del jardín de la vicaría de su padre, un ministro reformista holandés, incluidas las dos versiones de Winter Garden en los formatos vertical y horizontal, algunos de sus dibujos más intensos.

Tanto estos trabajos como otros hechos en tinta muestran el estilo gráfico de Van Gogh, que con la expresividad de líneas rectas y sinuosas, arabescos y puntos era capaz de traducir las nociones artísticas de profundidad de campo, textura, luz y movimiento.

Van Gogh produjo la mayor parte de sus dibujos y acuarelas más importantes en sus dos años en Francia, donde absorbió las influencias de la vanguardia parisina, abrazó la paleta de colores del modernismo y representó las campiñas y cipreses de Provence.

Un talento autodidacta con una vida artística de apenas una década, Van Gogh pensaba que era importante dibujar para poder pintar, y en efecto consideraba al dibujo el centro de su obra, la “raíz de todo”.

Publicidad

El dibujo era la aproximación íntima a sus ideas y de donde podía experimentar con la línea, para luego traducirlo a sus pinturas.

Con todo, era común que Van Gogh revirtiera la práctica general del artista al hacer los dibujos después de las pinturas, los cuales obsequiaba a su entrañable hermano Theo, a sus amigos y patrones.

Cuando inició su carrera, creía que era necesario dominar el dibujo en blanco y negro antes de intentar trabajar en color, como lo demuestra la gran cantidad de trabajos en carboncillo y en tinta sobre papel que reúne la muestra.

La exposición cierra con una serie de dibujos hechos por Van Gogh en el asilo, donde se internó, por voluntad propia, tras una aguda crisis de nervios en diciembre de 1888 que le llevó a cortarse una oreja.

Durante el año en que estuvo allí y hasta su suicidio en 1890, a los 37 años, Van Gogh realizó memorables representaciones de vistas del jardín, de sus pasillos e interiores.