Para los mexicanos el aguacate se ha convertido en oro verde, y así lo llaman. México, el mayor productor mundial de la fruta, es también el mayor consumidor y ahora gran exportador. En estos momentos el gobierno del país azteca está negociando con su similar de Corea del Sur un convenio para exportar, en grande, el aguacate a ese país asiático. Israel es otro productor y exportador de aguacate; parte de su árido desierto ha convertido en grandes aguacatales. En Europa, el aguacate es una fruta apreciada y costosa.

Por siglos el aguacate ha sido considerado como una fruta exótica. Se produce en árboles, su piel o cascara es verde y no es dulce como la mayoría de frutas. Sin embargo, por sus sabor agradable y su versatilidad para comerlo directamente o como elemento de muchas recetas dietéticas, su consumo ha ido creciendo y sobre todo se han desarrollado variedades de calidad superior, como el llamado aguacate guatemalteco.

La investigación química de los años recientes demuestra que el aguacate es una fruta excepcional no solo por su valor alimenticio cuanto por sus virtudes como preventivo y curativo de varias enfermedades.

En primer lugar, el aguacate es la fruta más rica en grasa, particularmente en el ácido graso monoinsaturado, el cual desplaza, en la sangre, al llamado colesterol malo, causante de trastornos cardio y cerebro-vasculares, cuanto también, entre otros factores, de la hipertensión arterial, al mismo tiempo que produce aumento del colesterol bueno. También produce disminución de los triglicéridos. En segundo lugar, facilita la utilización por el organismo del azúcar y mejora los efectos de la insulina, lo cual repercute en prevención y mejora de los pacientes que sufren diabetes, especialmente del tipo dos. En tercer lugar, por varios mecanismos, facilita la reducción del peso de los obesos, sobre todo si estos hacen ejercicios, como caminar, por ejemplo. En cuarto lugar, potencia la absorción intestinal de las sustancias llamadas carotenos y luteína, que previenen los trastornos cardio-vasculares.

Otras sustancias químicas del aguacate se llaman sitosteroles que también contribuyen a mantener el nivel apropiado del colesterol bueno. La adición del aguacate a las ensaladas de verduras potencia los efectos favorables de las verduras.

La luteína y la vitamina E del aguacate disminuyen el riesgo de cáncer prostático a tal punto que la importante institución de Estados Unidos, la Food and Drug Administration y el Instituto Nacional del Cáncer han incluido al aguacate en las dietas preventivas del cáncer y recomiendan dietas ricas en ácido graso moninsaturado. La luteína y la zeaxantina protegen a los ojos de la radiaciones solares e inhiben la producción de cataratas.

Cuando estas y otras virtudes del aguacate se vuelvan conocimiento general de médicos y la población, el consumo de la fruta subirá mucho. ¿Será capaz el Ecuador de planificar una mayor producción del aguacate y sobre todo conquistar mercados extranjeros?