El economista Vernon Smith, Nobel 2002 y profesor de la Universidad George Mason, nos explica cómo los sistemas de electricidad han podido ser liberalizados en países como Chile, Reino Unido, Australia y Nueva Zelanda, y a pesar de errores, tropezones y costos de aprendizaje, no hay qué lamentar. En esos países reconocieron la diferencia técnica básica entre los negocios del cableado y la energía, habiendo entonces separado la forzosa relación, sobre la base de un supuesto monopolio natural, entre la venta de energía y el monopolio del cableado, y, simultáneamente, a los productores de energía se les permitió entrar a competir con los distribuidores.

En el Ecuador, con racionamientos de energía en ciernes, se comete el costoso error de no adoptar radicalmente el principio de separar el monopolio del cableado local, que en el caso específico de Guayaquil podría continuar o no correspondiendo a la Categ, de la venta y provisión de energía en cuentas al detalle. Solo de esta manera se presentará la competencia en la venta al detalle de la energía y, lo que es fundamental, desatará procesos de descubrimiento basados en el ensayo y error, dentro de los  cuales las firmas encontrarán los medios más adecuados para hacer coincidir una dinámica fijación de precios y tecnologías de monitoreo y medición con las preferencias de los consumidores.

La razón fundamental de la falla es que no se ha conseguido liberalizar la provisión de la energía al detalle, y por derivación no se ha dado suficiente innovación tecnológica en la distribución local de energía hacia los consumidores finales, que incluye a los comprendidos en las pérdidas negras.

Ahora, sobre la irregularidad del mercado al por mayor de la electricidad, y con el argumento de que la electricidad no se la puede almacenar, viene el ejemplo de otras actividades cuyos productos tampoco pueden ser almacenados, como sucede con los servicios de alojamiento y de transporte. ¿Qué aconteció en esos casos? Las empresas dentro de esas actividades desarrollaron un sistema dinámico de precios para temporadas altas y bajas, a la manera como puede establecerse para el consumo de electricidad en las horas pico y en esa dirección; la reacción de los proveedores buscadores de lucro, frente al fenómeno estacional y cíclico del estiaje, será más eficiente.

Asumiendo que las horas pico sean seis, a estas les corresponderá el 50% de la carga total, entonces el monopolio del cableado cobrará el 50% del total del consumo diario a esas seis horas, y el resto según un total del remanente del consumo, o de los subpicos de este. Por otra parte, los vendedores de energía al detalle establecerán con absoluta libertad tarifas diferenciadas según las horas pico, lo cual junto con la tarifa también diferenciada en el empleo del capital del cableado, puede estimular para que algunos grandes consumidores, como ciertas industrias, edificios de oficinas y hoteles, instalen microturbinas de gas y minicentrales hidráulicas, lo cual reducirá la carga sobre el cableado en las horas pico.

*Director del Instituto Ecuatoriano de Economía Política