Las fuertes y constantes lluvias cayeron ayer sobre los abatidos sobrevivientes del terremoto en Cachemira, mientras más de un millón de personas que se han quedado sin hogar tuvieron que pasar otra noche a la intemperie, en unos frágiles refugios temporales.

Los vuelos de ayuda tuvieron que suspenderse durante la mañana debido a las tormentas en Islamabad, desde donde se envían los suministros, pese que el tiempo mejoró en la zona afectada por el sismo.

Según un último balance al menos 53.000 personas murieron en el terremoto.