Con qué naturalidad los transportistas de líneas populares no cobran los 18 centavos, cuando uno les da más de esa cantidad y para no darnos el vuelto viran la cara a otro lado y cuando cometemos el pecado de pedirle el cambio nos tratan con términos (los más suaves que puedo decir en esta publicación) como  “afrentoso, roñoso, miserable” haciendo al usuario pasar vergüenza.

Ellos ofenden por pedirles algo que es nuestro derecho.

Dr. Fernando Flores Freire
Guayaquil