Carlos Loisean es poco conocido, pero Caloi es no solo conocido sino también admirado, recordado y criticado.

Nacido en 1948, Caloi, ese gran artista del humor gráfico argentino, fue uno de los protagonistas del encuentro de caricaturistas que se realizó el jueves 29 de septiembre, en esta ciudad.

Creador de Clemente y La Mulatona, dos singulares personajes míticos que son parte de la cotidianidad argentina, Caloi está claro en que las críticas no tienen por qué ser dirigidas. “Hacer humor en contra de o a favor no es lo más recomendable”.

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Caloi es un crítico de los políticos, porque “ellos se prestan como unos cómicos más en los programas de televisión y participan sin ningún reparo”. Pero también considera que “la izquierda política en Argentina tiene una facilidad para dividirse lo que, según él, no le permite una agrupación fuerte en este sector”.

Carlos Loisean ha sido una persona amenazada por las dictaduras militares en Argentina. Hace algunos años tuvo que cambiarse constantemente de domicilio ante las llamadas telefónicas en las que le decían que destruirían sus vidas y las de sus familiares; unos días vivía en casa de su madre, otros, en la de sus parientes y también en la de sus amigos.

Caloi considera que para hacer caricatura hay dos caminos: el uno es un talento innato y el otro se aprende técnicamente, junto con las demás herramientas.

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Considera pretencioso decir que la caricatura es una herramienta social para propiciar un cambio. “Me gustaría que sea así. Había un dibujante argentino que decía que a él le gustaría mucho votar un gobierno con sus caricaturas, pero siempre el gobierno me ha ganado”.

A pesar de que toma a la caricatura simplemente como una manifestación del arte y de la cultura, Caloi expresó que nunca haría otra cosa. “Soy un inútil con destornillador.
Calculo que hay cierta inquietud compartida entre la caricatura y el periodismo, es decir, podría haber sido un periodista (...) Se puede vivir de la caricatura o del humor gráfico  en la medida en que uno pueda expresar, es un arte que se autoabastece y permite vivir a quienes lo cultivan”.

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Para Caloi, Mafalda, la creación de Quino, no ha muerto, ya que “como toda obra genial tiene una vigencia absoluta”. En cuanto a su creación, Clemente, le apasiona, aunque no está dedicado únicamente a darle actividad a su personaje. “Clemente es solo un nombre y es un personaje de lo absurdo. El nombre no fue escogido por algún motivo en particular”.

Agrega que siempre hay razones para hacer los dibujos, las caricaturas, las columnas de opinión. “Es cierto que hay una tendencia en el sentido de que los dibujantes son editorialistas gráficos, pero en eso estamos, debido a los cambios de la sociedad”.