En la exposición Cartunistas Da America Do Sul, que se realizó en Brasilia, participaron 21 artistas. Ahí  agradecieron  a la clase política por darles la materia prima de su trabajo diario.

Catorce caricaturistas de América del Sur se reunieron la última semana del mes pasado en Brasilia para agradecerles a sus países por darles diariamente la mejor materia prima: los desbarajustes de sus clases políticas.

Cada uno de los cartunistas, como se llama en Brasil a los artistas del dibujo, el humor y la sátira, hizo durante el encuentro sudamericano lo que diariamente entrega a sus lectores: una pincelada de crítica fina que despertó más de una sonrisa.

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Para comenzar, los caricaturistas tienen en sus nombres a sus primeras víctimas: casi ninguno de ellos lo utiliza como pie de firma y si alguna vez lo hace es como si perdiera la verdadera identidad.

El público los reconoce  como Bonil y Pancho en Ecuador; Caloi en Argentina; Carlín en Perú; Jimmy Scott y Aetós en Chile; Vladdo y Pepón, en Colombia; Iuls, en Bolivia; Steve Ammersingh, en Suriname; y Ziraldo, Jaguar, Lan y Angelí, en Brasil.

La cita de los caricaturistas fueron deliciosas jornadas de historias personales, anécdotas y reflexiones propias de quienes ven los acontecimientos diarios como los hechos irónicos que los personajes de la sociedad crean en su afán de alcanzar protagonismo.

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Los sectores políticos de cada uno de los países de América y el mundo han sido motivo de sus dibujos y no pocos caricaturistas han tenido que pagar, en muchas ocasiones con el destierro, la osadía de pintar al poder con los colores de sus imbecilidades casi permanentes. Uno de ellos fue Pepón, de Colombia, quien tuvo que vivir en Río de Janeiro para evitar que las amenazas que le hacían en Bogotá pudieran afectarlo a él y a su familia.

El argentino Caloi dijo que siempre quiso ver una caricatura de Fidel Castro hecha por un cubano y contó que cuando alguien le preguntó a Fidel al respecto, este respondió que él no lo autorizaba porque no quería que le hagan la contrarrevolución.

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El peruano Carlín destacó que la caricatura es el reflejo del alma del individuo que ha servido de materia prima, aunque admitió que también puede reflejar el alma del caricaturista, pero en todo caso, un dibujo va más  allá de ser una simple crítica.

Bonil consideró que los caricaturistas no deben envanecerse con sus trabajos, ya que  el poder no está en sus manos.

El brasileño Angelí y el ecuatoriano Pancho sugirieron que estos encuentros se realicen con la presencia de los lectores que son, en definitiva, los que sienten los efectos del mensaje.

Con ellos quisiéramos hablar para saber si las caricaturas se identifican en algo con su forma de mirar los hechos cotidianos, dijeron.

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Los caricaturistas asistieron a la reunión por invitación del Ministerio de Relaciones Exteriores del Brasil para analizar su trabajo, reunir sus mejores obras y reflexionar sobre los momentos en que este sector desarrolla sus actividades. La cita formó parte de la Cumbre de Jefes de Estado y Presidentes de América del Sur.

SENTIMIENTOS
Siempre será interesante tener la posibilidad de encontrarse con colegas e intercambiar experiencias. Esto de alguna manera nos hace sentir que no estamos solos. Hacer caricaturas es una actividad aislada, solitaria, individual. Y estos encuentros son muy ricos, ya que se transforman en momentos cálidos.

Bonil (Javier Bonilla, Ecuador)

El encuentro  en Brasil resultó muy interesante. El compromiso de realizar una exposición itinerante por diversos países de América Latina, mostrando algunos de los trabajos de los caricaturistas, abre muy buenas perspectivas para el futuro. Ojalá esa idea, surgida en esta cita, se cumpla.

Pancho (Francisco Cajas, Ecuador)