En artículos de prensa sobre prevención de accidentes, se escribe que para disminuir su alta incidencia, los procesos educativos deben ser reforzados por el Consejo Nacional de Tránsito (CNT) y tomar como política estatal, las campañas que la Policía de Tránsito realiza.

Como está concebido el CNT ese clamor resulta una utopía, ya que se desconocen sus objetivos en favor de la ciudadanía, mucho menos políticas a largo plazo. ¿Puede ejecutar prevención una institución adscrita al ministerio de la política (Gobierno) que en teoría es supuestamente la máxima autoridad nacional dentro de la organización y control del tránsito, pero en la práctica tiene débil ejecución y sometió su injerencia en la Comisión de Tránsito del Guayas, subordinado al poder de la Policía Nacional representado por la Dirección Nacional de Tránsito? No, porque solo responde a intereses politiqueros, como la absurda creación de la Subsecretaría de Transporte en el gobierno del ex presidente Gutiérrez, en pago al respaldo de dirigentes del influyente y nefasto gremio de transportación.

La única salida es la creación urgente de un ministerio de transporte, como ente eminentemente técnico, no burocrático ni corrompido, y estructurado por expertos en planificación de transporte, educación vial, e ingeniería de tránsito; sin intromisión política, ni del gremio de la transportación y sobre todo al servicio del ser humano. Caso contrario, seguiremos bajo las ruedas de irresponsables choferes.

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Dr. Pablo Izquierdo Pinos
Quito