Además del desenlace del duelo entre  Renault y McLaren-Mercedes por el título de constructores, el Gran Premio de  China de Fórmula 1 será, este domingo en Shanghai, la última ocasión de medirse  que tendrán esta temporada Fernando Alonso y Kimi Raikkonen.

Tras el Gran Premio de Japón, Renault encara esta última línea recta de  una agotadora temporada, con el récord de 19 carreras, apenas dos puntos por  delante de McLaren-Mercedes.

Pero la escudería del finlandés es la que más carreras ha ganado: 10 de las  18, 7 con Raikkonen y 3 con Juan Pablo Montoya. Los Flechas de Plata llevan 6  carreras invictos, aunque Renault se pusiera de nuevo primero tras el GP de  Japón, donde se impuso Raikkonen pero seguido por los Renault de Giancarlo  Fisichella y Alonso.

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Todo puede suceder. Los pilotos ya no se hacen preguntas y solo quieren  poner su nombre tras el del brasileño Rubens Barrichello, quien ganó el año  pasado al volante de su Ferrari el primer Gran Premio de China. “La carrera será interesante y haremos todo lo posible para conseguir  el título”, promete Raikkonen.

Alonso, ya campeón del mundo de pilotos, demostró en Japón la semana pasada  que, después de haber administrado perfectamente su ventaja numérica, ahora va   por todas.

En Suzuka “adelanté mucho y corrí riesgos que no quería asumir  últimamente”, admite el español. “No tenía nada que perder y fue muy  gratificante poder ser agresivo”, explica.

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Entre Raikkonen y él es una cuestión de orgullo: ganando este último Gran  Premio, Alonso terminaría con el título y el mismo número de victorias que su  rival. Para Raikkonen, un balance mejor que el del campeón del mundo en número  de victorias sería en cierto modo un consuelo por la pérdida del título.

Como Shanghai cierra la temporada, los ingenieros y mecánicos de Renault  ponen a disposición de Alonso una máquina más al límite y eficaz que la que le permitió conquistar el  título. Tendrá un motor eficiente para vencer a la escudería de Raikkonen.