Desde hace tres años el negocio se ha  diversificado en la ciudad. Estudiantes de Publicidad, especialmente, han  establecido sus propias microempresas con esta creciente actividad.

Gracias a la demanda, el  número de microempresas en la ciudad que se dedica al negocio de la publicidad impresa, aumenta.

Pese a la restricción y control municipal en la ubicación de los letreros, especialmente en las  áreas regeneradas, continúan surgiendo pequeños negocios bajo esta actividad.

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José Luis Vera, publicista de 37 años, ya cuenta con su propio taller de impresión y diseño gráfico.

En su local llamado Verpo Publicidad, ubicado en el sur de la ciudad, elabora impresiones para publicidad en telas, lonas y puertas metálicas a un costo que va desde $ 45 hasta $ 120 por metro cuadrado, según el material que se utilizará.

Para establecer su propio negocio que lleva tres años de funcionamiento, Vera invirtió inicialmente un capital de  300 dólares.

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“Luego de haber trabajado 10 años para una imprenta, siendo un estudiante universitario decidí abrir mi negocio en colaboración con tres amigos”, dijo.

Con el paso del tiempo indicó Vera invirtió poco a poco $ 20 mil para la compra de computadores, compresores, sopletes, aerógrafos, pinceles y otros materiales.

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En su trabajo, alegó, recibe de 6 a 7 clientes diariamente. Con ello logra un ingreso  semanal total de 400 dólares, que le permitirá expandir y redecorar su local.

En tanto, ante los 8 mil dólares que percibe en su local “Quick Mark”, en el centro de Guayaquil, José Malavé, también publicista, planea abrir un nuevo taller de diseño en la ciudadela Alborada (norte).

Malavé, quien lleva tres años dirigiendo su local, manifestó que el negocio de la publicidad rinde buenas utilidades, “pero como todo, es duro al inicio y hay que ser muy creativos porque más que los precios más interesa el tipo de diseño para el cliente”.

Al principio, comentó Malavé, utilizó cerca de 1.200 dólares para la compra de herramientas básicas de impresión. Ahora labora con ocho personas y atiende a una demanda de 10 clientes diarios, entre los que se destacan grandes empresas.

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Con  35 años de experiencia en la publicidad impresa, José Luna, dice que aún mantiene buenas ganancias en su local también ubicado en el centro de la ciudad.

Allí, agregó Luna, trabaja con diez personas en el taller en donde realiza diseños para más de 120 clientes fijos que tiene su microempresa.

“Mi familia empezó en este negocio con 50 mil sucres que luego se transformaron en un gasto de 50 mil dólares, porque con la dolarización todos nuestros materiales se encarecieron, aparte de que la tecnología nos exige comprar maquinaria de punta”, expresó.

Pese a tener una rentabilidad de $  30 mil mensuales, Luna aseguró que no planea abrir otros locales. “Es clave manejar una empresa desde una oficina, es más confiable”, dijo.

NEGOCIOS

Clientes
Varias de las microempresas realizan trabajos de publicidad para grandes cadenas de supermercados, compañías de seguridad, bancos y medios de comunicación.

Diseños
La creación del diseño de los letreros de publicidad es elaborada de forma gratuita por algunos talleres para publicidad impresa.

Trabajos
Hasta 8 días máximo se demoran por lo general en realizar un letrero o publicidad los pequeños negocios gráficos. Aunque el tiempo depende de la complejidad del diseño.

200 CLIENTES
Puede recibir, cada mes, un local de publicidad impresa. La mayoría de los pedidos es realizada por grandes empresas que buscan abaratar costos en publicidad.

50 MIL DÓLARES
Es el promedio de egresos mensuales de un mediano taller de publicidad. El mayor gasto son las maquinarias con un costo mínimo de $ 15 mil. Las más costosas son para gigantografías.