Los principios constructivistas se utilizan  para describir la enseñanza humana.

Trabajos grupales, exposiciones, mesas redondas, talleres, entre otras actividades, son los métodos de enseñanza más utilizados por los maestros al momento de impartir sus clases. Pero, ¿en qué contribuye la  aplicación de esta metodología en el proceso de aprendizaje?

Claudia Lucía Ordóñez,  directora del Centro de Investigación y Formación en Educación (CIFE) de la Universidad de Los Andes (Colombia), estuvo en Guayaquil la semana pasada para responder  esta interrogante.

‘Implicaciones del constructivismo en el aula de clases’ fue el taller que Claudia Lucía Ordóñez dictó a educadores de los niveles primario, secundario y universitario. En él habló del constructivismo no como un modelo pedagógico, sino como una teoría sobre el aprendizaje y el desarrollo de la inteligencia.

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Esta disciplina –cuyo pionero fue Piaget, biólogo suizo y psicólogo del desarrollo– promueve una serie de principios aplicables al aula de clase.

Sin embargo, Ordóñez explicó que si estos preceptos son mal utilizados también pueden ser destructivos para el estudiante.

Ordóñez asegura que uno de los principales problemas de la educación en el Ecuador radica en que los profesores que han sido capacitados con base en el constructivismo desconocen los principios teóricos de esta disciplina. “Solo conocen ciertas aplicaciones.
La formación de los maestros está centrada básicamente en las metodologías pedagógicas, que no son más que recetas de cómo hacer cosas en clase”.

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Principios básicos
La aplicación de la teoría  El constructivismo nos informa que el profesor dejó de existir  es una tergiversación de los principios del constructivismo, señaló Ordóñez.

Al llevar a la práctica este principio, toda la responsabilidad del aprendizaje recae en el alumno, lo que implica que investiguen, hagan una valoración, expongan y presenten un resultado  sin mayor intervención del profesor. Este proceso, sin una guía, puede llevar al estudiante a un aprendizaje equivocado.

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Ordóñez señala que el maestro constructivista debe diseñar ambientes de aprendizaje en los que el estudiante pueda desarrollar actividades con el apoyo del profesor y sus compañeros. Este principio se conoce como Aprendizaje de muchas fuentes.

El desempeño auténtico es otro principio constructivista importante que promueve los trabajos de campo y el uso de una metodología basada en los problemas. Si bien este recurso es muy utilizado, especialmente a nivel superior, en su aplicación debe tomarse en cuenta la autenticidad de la disciplina que cada alumno está aprendiendo.

Un elemento que el maestro puede y debe emplear en clase es traer a cuento las experiencias de sus alumnos, aplicando así otro principio: La gente aprende de su experiencia.

El aprendizaje es un proceso es considerado por Ordóñez como el principio más difícil de aplicar. Todo maestro debe tenerlo en cuenta, según dijo. “No podemos olvidar que el aprendizaje está en constante proceso de cambio y en una mejoría permanente”, agregó.

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Ordóñez aseguro que los profesores deben entender que los niños y jóvenes que están aprendiendo con ellos tienen más habilidades de lo que creen. “Hoy en día el profesor tiene que convertirse en un observador tremendo de lo que los alumnos pueden hacer y de lo que realmente hacen cuando se les permite”.