Lo que sucedió el domingo pasado en el set de TC Televisión fue algo muy raro: los alcaldes de Guayaquil y Quito, Jaime Nebot y Paco Moncayo, dieron una larga entrevista conjunta, de más de una hora de duración.

Líderes políticos ideológicamente distintos, de las dos ciudades más grandes del país y muchas veces con posiciones enfrentadas… No es nada común ver una cosa así en las pantallas. Porque no se trató de un panel en el cual dos contendientes estaban expresando sus diferencias. Era una entrevista a doble voz, donde lo que decía Moncayo lo complementaba Nebot, y al revés, lo que decía Nebot era reafirmado por Moncayo.

El asunto llegó a tal punto que fue audible durante todo el programa especial, los “ajá”, “jum jum” y otras expresiones onomatopéyicas del Alcalde de Quito frente a lo que decía su colega del Puerto. ¿Y los temas espinosos, esos que marcan las diferencias políticas y las de agendas? No estuvieron sobre la mesa, porque además los entrevistadores se cuidaron bien de plantearlos.

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Como se dijo al inicio, fue algo muy sui géneris. Era como si todos en el set se hubieran llenado de un espíritu beatífico, probablemente contagiados del ambiente festivo de octubre o quizás por la clasificación mundialista de la selección.

Un gran final de fiesta
La entrevista en sí misma fue bastante complaciente. Fernando Aguayo estaba más dispuesto a argumentar a favor de sus entrevistados que a plantear cuestionamientos que revelaran aspectos que pusieran en cuestión sus acciones o la falta de ellas, en determinados puntos. La capacidad de repregunta fue nula y la información que manejó, poca. Eso sí, a la orden del día estuvieron las largas exposiciones en donde contaba que en sus épocas de reportero se metía a las duchas de las casas en ciertos sectores de Guayaquil y nunca le cayó una gota de agua encima…

Si es que tanto Jaime Nebot como Paco Moncayo no hubieran afirmado y reafirmado que no van a ser candidatos a la Presidencia de la República, la entrevista bien se hubiera podido tomar como el lanzamiento de sus campañas electorales. Pero como los mismos alcaldes plantearon, “si en este momento nos hubiéramos presentado como candidatos, la credibilidad de lo que estamos planteando estaría en entredicho”. Por suerte, no estaban como candidatos, ni tenían a nadie que les cuestionara nada, tampoco. El juego del cuestionario corto final fue la guinda en el pastel: los personajes no contestaron a nada y todo terminó en sonrisas. Un regalo de fin de fiesta, cortesía de los entrevistadores de TC Televisión.