Otra actividad comercial que trae gratos recuerdos y está vigente en la memoria de muchos guayaquileños que pasan los 30 años de edad, son los puestos de venta de camisas que se ubicaban en el amplio portal de la casa esquinera de Clemente Ballén y Rumichaca (Morro), pero que casi en su totalidad desaparecieron últimamente para cumplir con las ordenanzas municipales sobre el uso de la vía pública.

 Similar a lo de sus colegas que vendían calzado en Rumichaca y Diez de Agosto, los que comercializaban las camisas mangas corta y larga, guayaberas, etcétera, las colocaban sobre tablones de plywood o de pino que descansaban a su vez en ‘burros’ o ‘taburetes’ de madera.
Esto hacía más fácil que el cliente observe la prenda de su gusto y enseguida se acoja a la ‘ley de la oferta y la demanda’ con el propietario del puesto.

En época de apertura de clases, de juramento a la Bandera, de desfiles escolares, primera comunión y más motivos especiales en la vida de sus pupilos, los padres y madres de familia se dirigían al sector en pos de las camisas blancas de mangas largas o cortas para vestirlos a tono con la ocasión; los jóvenes y mayores de estratos populares también  buscaban allí una camisa ‘bonita y barata’ para completar la nueva ‘parada’ que lucirían en sus reuniones,  fiestas u ocupación diaria.

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Los puestos lucían vistosos y alegres por la diversidad de modelos y colores de las camisas en exhibición; siempre estaban con clientes e interesados que complementaban el ambiente de intenso ritmo comercial propio de esa zona.
Hoy esa esquina presenta un aspecto algo desolado.

Prácticamente a escondidas, ocupando zaguanes,  unos pocos comerciantes ofrecen al transeúnte la prenda, mientras recuerdan que durante varias décadas del siglo pasado aquellos puestos desaparecidos fueron los más buscados por el pueblo que no tienen para la ‘ropa de marca’, pero que se presenta pulcro en su vestimenta en las pequeñas y grandes ocasiones.