Los medicamentos contra el sida, utilizados con éxito para retrasar su desarrollo en el cuerpo, no logran impedir su avance en el cerebro, donde el virus ataca zonas que rigen la motricidad, el habla y el raciocinio, anunciaron este lunes investigadores estadounidenses.
Científicos de la Universidad de California en Los Ángeles (UCLA) y de la Universidad de Pittsburgh descubrieron que el cerebro es mucho más vulnerable al síndrome de inmuno-deficiencia adquirida (sida) que las demás partes del cuerpo, incluso cuando el paciente está bajo tratamiento antirretroviral.
"El estudio generó dos grandes sorpresas", dijo Paul Thompson, profesor asociado de neurología en la escuela de medicina David-Geffen de la UCLA: "Primero, el sida ataca al cerebro de manera selectiva. Segundo, el tratamiento médico no parece frenar el deterioro" que le produce el virus VIH.
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El cerebro "se transforma en una cavidad donde el VIH puede multiplicarse y atacar células desprotegidas" debido a que las drogas no logran acceder a ellas.