Uno de los grandes desafíos de la política de los gobiernos consiste en identificar nuevas opciones energéticas que concuerden con los objetivos del desarrollo sustentable. Y una de estas constituye la eficiencia energética que se entiende como promoción de alternativas no solo para conservar adecuadamente las fuentes energéticas, sino elevar la productividad por el uso de la energía; de esta manera a la eficiencia energética se la puede definir como ahorro de energía.

Existe en Ecuador un vacío regulatorio con la promoción de la eficiencia energética, a pesar del importante potencial disponible de ahorro de energía dentro de los sectores económicos y productivos; tal es el caso que en el país hay instaladas 305.000 luminarias de vapor de mercurio y 13.840 luminarias mixtas, que podrían sustituirse por otras de vapor de sodio con lo que se ahorraría 26 MW y 113 GWh por año. La inversión requeriría de $ 41.4 millones.

Se necesita fortalecer la capacidad reguladora del Ministerio de Energía y Minas, como la coordinación con otras dependencias públicas y privadas. A dicho ministerio se le deberían reforzar las atribuciones para formular políticas y programas orientados a promover la eficiencia energética y superar las imperfecciones existentes en el sector.
Actualmente esas atribuciones son transferidas a las empresas eléctricas distribuidoras cuyos objetivos son otros.

Publicidad

La necesidad de legislar se fundamenta ante el requerimiento de solventar los problemas por las imperfecciones de los mercados, que obstaculizan la concreción del ahorro potencial de energía. El uso eficiente de energía genera resultados favorables respecto al crecimiento económico, competitividad, protección del ambiente, equidad social y nuevas oportunidades para la ingeniería, impulsando un mercado con servicios de eficiencia energética.

Ing. Eléct. Patricio Muñoz
Cuenca