Desde hace algunos años soy arrendataria de un apartado postal, en la sucursal mayor de Aguirre y Pedro Carbo, de Guayaquil.

Este servicio deja 2ue desear no solo por las altas tarifas que debemos pagar por tasas, sino que últimamente, sin recato, se violenta o sustraen las cartas que llegan de los Estados Unidos.

En marzo de este año recibí de Nueva York una tarjeta de felicitación por Pascua. El sobre había sido despegado y vuelto a “sellar” con goma, lo que de inmediato reporté a la Jefatura de Apartados donde se me dijo que eso era “obra” de los que hacían la limpieza, y que “no se volvería a repetir”. Así lo creí, pues seguí recibiendo mi correspondencia normal, hasta que en junio debía recibir un sobre con fotografías –lo cual me había sido anunciado–, pero como el tiempo transcurría me acerqué nuevamente a la Jefatura de Apartados, donde en tono poco atento se me indicó que seguramente lo habían enviado por correo marítimo y que esperara. Las semanas pasaron y nunca llegó el sobre.

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Ahora, a inicios de septiembre, se me remitió otro envío que tampoco he recibido, deduciendo que como venía algo abultado, habrá atraído la atención y fue sustraído, como aconteció con los dos anteriores. Cansada por esta serie de sustracciones traté de contactarme con los principales de esta administración lo cual fue imposible, pues me delegaron irónicamente a la Jefatura de Seguridad Postal, donde después de escucharme todo lo expuesto, ofrecieron “investigar”.

He vuelto a intentar conocer el resultado de la “investigación”, pero siempre están en reuniones. ¿En quién confiar? Tengo entendido que muchas personas sufren igual aventura, sin que ninguna autoridad se responsabilice o le importe el prestigio de esta entidad, en la que por muchos años tuvimos confianza.

Gladys Isabel García P.
Guayaquil