La Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) y su director, Mohamed ElBaradei, ganaron ayer el Premio Nobel de Paz 2005 por sus esfuerzos para frenar la proliferación de armas nucleares.

ElBaradei, un abogado egipcio de 63 años de edad, ha conducido la agencia dependiente de las Naciones Unidas en una época de grave crisis caracterizada por los esfuerzos en bloquear los intentos de Corea del Norte y de Irán para fabricar armas atómicas.

El Comité del Nobel dijo que la Agencia debe ser reconocida por   sus esfuerzos para evitar que la energía nuclear sea usada con propósitos militares y para asegurar que, con fines pacíficos, sea empleada de la forma más segura posible.

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ElBaradei, quien fue electo el mes pasado para un tercer término, debió lidiar con la oposición de Estados Unidos a su gestión.

El gobierno de Washington consideraba a ElBaradei blando con Irán por no declarar que la nación persa estaba violando el Tratado de no Proliferación Nuclear.

Esa actitud bloqueó los intentos de Estados Unidos de plantear el caso de Irán ante el Consejo de Seguridad de la ONU en más de dos años.

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También se negó a respaldar las afirmaciones de Washington de que Irán estaba trabajando para fabricar armas nucleares y cuestionó las aseveraciones de Estados Unidos de que el régimen de Saddam Hussein en Irak tenía un activo programa de fabricación de armas nucleares.

Ambas aseveraciones no han podido ser demostradas, aunque existen fuertes sospechas de que Teherán tiene una agenda atómica secreta.

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El Comité del Nobel dijo que ElBaradei y la agencia que él encabeza son reconocidos por lidiar con uno de los mayores peligros que enfrenta la humanidad.

El Comité Noruego del Nobel desea subrayar que esa amenaza debe ser enfrentada por medio de la mayor cooperación internacional posible.

El Comité considera que este principio encuentra su expresión más clara hoy en el trabajo de la AIEA y de su director general.