Una guitarra se deja ver en medio de prendas revueltas sobre una cama destendida. En una mesita, tres botellas de licor vacías evidencian que alguien había bebido.

Así lucía ayer  el cuarto donde vive el adolescente, de 17 años, que según su propia declaración  incineró el cadáver de su amiga, de 16.

El hecho ocurrió el miércoles pasado, en el barrio Santa Rita (sur de la capital). En el cuarto, que no ha sido tocado por los padres del menor acusado de asesinato y detenido en el Centro de Rehabilitación de Menores Virgilio Guerrero, también se podía apreciar un corazón pegado en la pared que decía ‘I love you forever’ (Te amo por siempre). Junto a su cama, sofá y otra mesa había cuadernos, libros, un tablero de dibujo y una grabadora.

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En su declaración a la Policía, el menor afirmó que quemó el cadáver de su amiga luego de que ella cayó por unas gradas sin pasamanos y que conducían a su recámara.

Sostuvo que después avisó a sus padres, que dormían en la parte de atrás de la fábrica que cuidaban. Sin embargo, en las escaleras no había sangre. Este fluido aparece seco a unos tres metros de las gradas.

También permanecía intacto un mechón de cabello como muestra de que el muchacho intentó quemar allí el cuerpo de la joven, de quien aún no aparecen parientes.