En la lucha por el poder, todo vale; un ejemplo típico es aquel de “yo te ofrezco, busca quién te dé”.  Así, este Presidente en su angustia no solo de perder todo el día de la revolución de los forajidos, sino de hasta haber podido perder la vida, ofreció entre tantas cosas  una que el pueblo quería: consulta popular y Asamblea nacional Constituyente.
Pasan los meses, hacen el mamotreto de convocar al pueblo para que opine sobre las preguntas, y todo es una falsedad. Un ejemplo: casi expirando el plazo para opinar, sacaron un documento para ser llenado por el pueblo, donde como condición para que valga  debe llenarse un cuestionario con 16 preguntas; el propósito es llenar de dificultades el proceso cuando solo se debería poner el nombre y número de cédula. Otro ejemplo, la publicidad sobre el evento, diminuta y pobre. Un ejemplo más, ¿dónde pusieron las mesas de diálogo? Así todo sigue igual. Las fuerzas más oscuras y retrógradas seguirán manejando nuestro destino.

Ab. Luis A. Serrado Rodríguez
Guayaquil

Las preguntas para la consulta popular enviadas por el presidente Palacio de manera sorpresiva al Congreso, antes de que sean procesadas las  propuestas de la ciudadanía por el Conam, generaron variadas opiniones sin que nadie tenga claro aún el propósito del Primer Mandatario.
Esta actuación puso en evidencia la intención de los diputados de no permitir reformas constitucionales que amenacen sus prebendas ni intereses de los grupos oligárquicos que representan. La única oportunidad que tenemos de lograr cambios que nos lleven a mejores días es una Asamblea Constituyente conformada por asambleístas escogidos de los diversos sectores sociales, productivos y académicos, que obedeciendo intereses de la mayoría del pueblo haga reformas políticas y legales necesarias, mientras el Congreso es cesado en sus funciones.
La Asamblea Constituyente deberá limitar la inmunidad de los diputados, prebenda que los mismos han creado a su favor, logrando cometer delitos contra el Estado y pueblo.  Hay dos de las siete propuestas que el Dr. Palacio envió al Congreso, que son importantes comentar: la tercera pregunta propone que la Corte Suprema de Justicia renueve sus vacantes mediante el método de cooptación, cosa antidemocrática. ¿Se imaginan a una Corte eterna autoeligiéndose siempre? Es inconstitucional.
Sobre la séptima pregunta, el Dr. Palacio pretende introducir el tema de autonomías, y no es oportuno. Las autonomías son un privilegio de mayoría de edad política de los pueblos, lo que estamos muy lejos de alcanzar; el nuestro, es un país inmaduro, manejado siempre por una minoría corrupta y poderosa. Lo que sí debe hacerse es impulsarse la descentralización política y desconcentración de recursos para ofrecer eficacia a las acciones de los gobiernos seccionales, vigilándose su actuación con veedurías ciudadanas.

Publicidad

William Sánchez Aveiga
Guayaquil

¡Un negocio en vez de propaganda política!, si el pueblo aprueba la pregunta cinco de la reforma política, quedará prohibido hacer “propaganda electoral” y será obligatoria la “publicidad electoral”.
“Publicidad” es comunicación de imagen de marca con fin comercial, pero “propaganda” es difusión de ideas con fin proselitista.
Quienes redactaron dicha quinta pregunta no saben lo que preguntan e, incluso, constitucionalizarían el mercantilismo del voto popular.
Negocio en vez de política. Marketing en vez de ideologías.

Lcdo. Juan Gilbert Rizzo
Guayaquil