Un obispo católico ratificó este lunes su decisión de continuar con la huelga de hambre que inició hace una semana contra un plan ambiental que se propone desviar el curso de uno de los ríos más extensos del América del Sur para llevar agua a regiones remotas del árido y sediento nordeste brasileño.

El obispo Luiz Flavio Cappio, de 59 años, está en un ayuno que ha planteado un doble jaque: al gobierno centro-izquierdista de Luiz Inacio Lula da Silva, para quien el desvío del río es una de las iniciativas preferidas, y a la propia iglesia católica, para la cual un recurso así no es legítimo pues es una tentativa de acabar con la propia vida.

El obispo cumplió este lunes una semana en ayunas sin ceder en su posición extrema.

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Confirmo mi decisión de permanecer en ayuno y oración mientras no llegue a mis manos el documento firmado por Ud. revocando y archivando el actual proyecto, dijo el obispo en una carta manuscrita de respuesta a otra que le había enviado Lula.

El presidente le había pedido el jueves pasado retomar el diálogo sobre el proyecto y enviar de inmediato una comisión para discutirlo.

El obispo   continúa pensando que quien está anémico no puede donar sangre, explicó el lunes el párroco Narciso Dias do Espirito Santo, de una parroquia próxima a la población de Cabrobó, donde se encuentra Cappio.

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En este caso, el anémico es el río, que está cada vez más frágil y tiene zonas por las que es posible atravesarlo a pie, agregó en conversación telefónica.

A principios de la semana pasada, al anunciar su decisión de   permanecer en huelga de hambre hasta la muerte a menos que el proyecto sea cancelado, el obispo dijo que estaba dispuesto a   entregar la vida por el río San Francisco.

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Para suspender la huelga reclamó de Lula un compromiso escrito de archivar la iniciativa.

Lula nació en el noreste brasileño, en una de las áreas más golpeadas por la sequía, y el proyecto está entre sus prioridades.

En la carta a la que el obispo respondió con su puño y letra, Lula le decía que él conocía la sequía por experiencia propia, pues cuando niño tuvo que recolectar agua de lluvias y caminar kilómetros con una lata en la cabeza para llevar un poco a su casa.

La Conferencia Nacional de Obispos de Brasil declaró que la actitud del obispo constituía un gesto profético... una exhortación extrema en defensa del río San Francisco y del pueblo ribereño y, en carta a Lula, le pidió que reconsidere su decisión, pues el plan aún no tiene consenso general del noreste brasileño.

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El Ministerio de Integración Nacional considera que el obispo no está suficientemente informado sobre la iniciativa, la cual podría comenzar en los próximos días, apenas la agencia brasileña del medio ambiente que ya tiene estudios avanzados sobre la obra, lo autorice.

El proyecto afectará sólo el 1,4% del agua que el río vierte en el mar: Unos 26 metros cúbicos por segundo, dijo el portavoz del ministerio, Egidio Serpa.

La iniciativa demandará inversiones de unos 4.500 millones de reales (unos 2.000 millones de dólares) y, al concluir en dos años, llevará agua para 18 millones de personas que viven en pequeñas, medianas y grandes ciudades de las riberas del río, que recorre unos 2.700 kilómetros en cuatro estados del noreste brasileño, dijo Serpa.

Es un proyecto fascinante que no dañará el medio ambiente. Aún más, ya se está trabajando en la revitalización del río, agregó.

Pero el obispo en ayuno no lo cree. Los alrededores del río se volverán desierto, escribió a sus fieles al anunciar su decisión.

El obispo, que el martes cumplirá 59 años, dijo que en caso que el plan no sea revocado y él muera, querría, por favor, que mis restos mortales descansen junto al (templo de su diócesis donde rezaba la misa diariamente) Buen Jesús de los Navegantes, mi eterno hermano y amigo, a quien con mucho amor entregué mi vida.