El padre tuvo dos mujeres y fue asesinado. Se suicidó la madre de tres de ellos y la otra huyó de casa.

Hace ocho años, cuando se inició el asentamiento popular en el sector noreste de la parroquia urbana 10 de Noviembre, por la tranquilidad que reinaba allí, sus moradores le pusieron La Paz de Dios.

Sin embargo, esa nominación ha hecho contraste con los actos de violencia que desde tiempo atrás dejaron graves secuelas como el caso de siete hermanos, todos menores, que quedaron huérfanos y ahora al cuidado de vecinos.

En este sector de calles estrechas y con poco lastre, que solo permiten la circulación de un carro y la mayoría de casas de construcción mixta y otras levantadas por el programa Hogar de Cristo, radican unas 150 familias llegadas de sectores rurales del cantón.

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Todos son de escasos recursos y dedicados a la agricultura, empleo doméstico, lavado de ropa ajena y cuadrilleros. El sitio ha sido invadido por sujetos que se esconden, porque allí no entra la Policía y porque la ciudadanía comenta que en las noches “si alguien entra no sale vivo”.

En ese lugar viven los siete hermanos huérfanos, producto de dos compromisos que tuvo Luis Fernando Morán Mora, de 40 años. Cuatro son Morán Herrera y los tres Morán Velasco.

La mayor, Anyuri Fernanda, que cumplirá 16 años, dice que hace cinco meses cuando vivían con su padre a 200 metros del lugar donde están hoy, llegaron a las 02h00 dos tipos y sin motivo le dispararon y asesinaron, pese a los gritos y súplicas.

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Maura Meléndrez, moradora del lugar, afirma que Morán primero vivía con Germanía Herrera, de 35, con quien procreó los cuatro niños, y que debido a los maltratos que recibía salió de la casa y nunca más se supo de ella. Morán después se unió a Angélica Velasco Contreras, de 30, y procreó a los otros tres. Dicen que ella se suicidó tras tomar veneno porque no soportó verse en la miseria con siete niños y recibir maltratos. Luego asesinaron al padre.

Vecinos afirman que el padre de los pequeños “andaba con malas compañías” y que los asesinos fueron los amigos con los que frecuentaba. La hija Aurora, de 12 años, expresa que desde ese día sus hermanos no quisieron vivir en esa casa de caña por temor a que les pase lo mismo.

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Delfa Chango, otra moradora, cuenta que los pequeños, a pesar de los problemas, estudiaban en la escuela Ati II Pillahuaso, pero que ahora ninguno asiste a clases. La mayor, Anyuri, se ha empleado como doméstica en casa de una familia que prometió pagarle 70 dólares mensuales; recién lleva tres semanas.

Los otros: Aurora de 12, María de 5 y Luis de 3, están con los vecinos. Ricky de 14 y José de 8, salen a la calle y regresan a la hora de comer, mientras que Carlos Abel, de 11, se va con un amigo a trabajar en un taller de mecánica.

Chango dice que hace cuatro meses les hicieron una colecta en Ventanas, porque los niños no tenían para comer.

Recaudaron dinero pero apareció un tío de nombre Ernesto Morán quien dijo que se encargaría cargo de los chicos y se los llevó a Guayaquil, con el dinero recaudado. Para sorpresa de los habitantes, dos semanas después los niños regresaron sin el tío. Se les llevó el dinero y los dejó.

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Los vecinos dialogaron con los administradores del comedor popular Divino Niño, del sector Las Palmeras, y les dan almuerzo. Los pequeños siempre solicitan ropa y alimento y pocos ayudan, por lo que piden que alguna institución social colabore con ellos.

En la actualidad los chicos mantienen un problema en su casa, debido a que los vecinos los sacaron de donde vivían con el padre y les armaron la vivienda Hogar de Cristo en un solar abandonado.

Apareció la supuesta dueña del solar, María Prado, y los quiso desalojar aunque los vecinos se opusieron.
Dicen que nadie tiene escrituras en el lugar y que esta mujer se ha quedado con los pequeños, pero los vecinos la vigilan.

DRAMATISMO

AYUDAS
El Patronato Municipal dirigido por María Pincay, se comprometió en darles un solar para reubicarlos. Además, ayudarlos con atención médica y medicinas. Mientras que el alcalde Manuel Vera afirmó que arreglará el conflicto que mantienen por el solar.

NO CONOCE CASO
El coordinador cantonal del INNFA, Ángel Bonilla, dice no conocer el caso y pidió que los vecinos se acerquen a las oficinas del INNFA en Ventanas a informar la situación para comunicar el caso a sus superiores y darles ayuda a los siete hermanos. Les darán becas escolares para que puedan educarse.