Para los que nunca oyeron de él, fue el mayor buscador de justicia a los crímenes cometidos por los nazis sobre el pueblo judío de Europa. De todos aquellos que cometieron la barbarie más abominable ocurrida en el siglo XX.

Su trabajo no estuvo motivado por la venganza, sino por el afán de justicia para que no se olviden ni queden en la impunidad esos asesinatos premeditados.

Estadistas que lo conocieron se sorprendían del carisma y positivismo que irradiaba. No había en él rasgos de amargura, aunque tenía todo el derecho a sentir rencor, ya que perdió 89 familiares cercanos e incontables amigos. Logró llevar a la justicia a más de 1.100 criminales nazis y fundó la Liga antidifamación del pueblo judío. Su trabajo continuará protegiendo los derechos de un pueblo ante el surgimiento de partidos neonazis en Europa.

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La lección de Simón Weisenthal a nosotros es que nadie puede estar encima de la ley. No importa cuánto tiempo pase, la justicia hay que perseguirla con tesón y paciencia. Hombres como él hacen la diferencia en un mundo cargado de odio y divisiones.
Aprendamos de su vida y búsqueda por la justicia y los derechos humanos.

Ing. Pablo Emilio Vásconez Garcés
Guayaquil