No estamos al tanto de quién le habrá pedido a la CAE semejante milagro, pero sí podemos comentar que lo que tampoco puede ocurrir es que no se haga nada por solucionar las gravísimas denuncias de evasión tributaria –una especie de contrabando técnico– que se practica en nuestro medio con métodos cada vez más audaces.

En este mismo espacio recogimos hace unos días la denuncia de una gran cantidad de importaciones que ahora se registran como de electrodomésticos usados o rearmados, que por ese motivo llegan con facturas bajísimas, y por ende pagan tributos reducidos. Al final el cliente recibe un artículo nuevo y lo paga como tal, por lo que él no se perjudica, pero en cambio con esto se acumula una estafa multimillonaria al Estado.

Los nombres de los autores de este delito serían fáciles de detectar: bastaría con rastrear algunas de esas importaciones y averiguar quién está detrás.

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En pocos meses no se pueden solucionar todos los problemas de la Aduana, eso ya lo sabe la ciudadanía. Lo que sí se puede es demostrar una actitud más proactiva y comenzar a cortar aunque sea uno de los muchos tentáculos de la corrupción.