Cuando a principios de la década del noventa, en Europa se debatía la pertinencia de mantener el sistema de cuotas de pantalla para proteger su producción cinematográfica de la abrumadora invasión de los filmes de Hollywood, se utilizó un argumento incontestable: el cine aparte de ser entretenimiento es la imagen que proyecta una comunidad al mundo y al mismo tiempo la mejor forma de mirarse internamente.

Esta definición se aplica perfectamente a la propuesta de Pablo Mogrovejo y su Ecuador vs. el resto del mundo. La producción documental trasciende lo futbolístico para convertirse en una mirada muy reveladora sobre los ecuatorianos y la particular épica construida alrededor de la selección de fútbol.

Oportuno estreno y apuesta interesante de las salas de cine porque Ecuador vs. el resto del mundo se filmó hace casi exactamente tres años y once meses, cuando Ecuador debía empatar con Uruguay en el estadio Atahualpa para clasificar al Mundial.

Publicidad

Es decir, exactamente la misma situación que estamos viviendo hoy. ¿Quién duda que la vida sea circular?

Pero no hay que equivocarse, el filme de Mogrovejo no es alguna apología sobre los jugadores de la selección, menos sobre el Bolillo  Gómez o la dirigencia de la Ecuafútbol. Tampoco gira alrededor del ambiente en las gradas del estadio. Todo eso es una presencia tangencial, lo verdaderamente importante del documental es cómo se retratan las sensaciones, vidas, creencias y pensamientos de personajes de lo más diverso que establecen una relación en torno a la pantalla de TV y el partido de fútbol que se vive en ese momento.

Una paciente de un hospital psiquiátrico, un emigrante ecuatoriano en Estados Unidos, un ex futbolista (el fallecido Bacán Delgado), el interno de una cárcel, un fotógrafo guayaquileño… Sus vivencias, sus expresiones, su forma de celebrar retratan a los habitantes todos de un país que va de una inicial noción de eternos perdedores (“Por eso digo los ecuatorianos son malos jugadores, no pueden vencer a los demás. Ser vencedores del fútbol, de la pelea, de la pobreza…”, Margarita Becerra, paciente del hospital San Lázaro) al voluntarista  “sí se puede” transformado en un final “sí se pudo”: “A esto viene lo de la selección: sí se puede. Si yo sin tener conocimiento, sin haber estudiado, sin tener medios lo hice hace años, porqué no lo voy a hacer ahora que tengo un poco más de experiencia”.

Publicidad

Por todas estas razones Ecuador vs. el resto del mundo es un filme que resulta indispensable de ver para todos los ecuatorianos. Finalmente, es la forma de desintoxicarse del triunfalismo fácil del periodismo deportivo y comenzar a entendernos más, por dentro. Como corresponde.