Cuando se entra a un centro comercial o mall en vehículo, dan un tique con el número de la placa de su auto, que en unos casos es hasta impreso; pero en la mayoría de estos sitios el sistema no funciona, pues las personas encargadas de recibir el tique lo hacen de manera mecánica.

He realizado algunas pruebas de eso: les he preguntado el número de la placa y como respuesta he recibido una “risita” destemplada; he alterado el número en el tique y no se han dado cuenta; he acelerado bruscamente sin respetar su señal de alto, y se han quedado inmóviles (¿y si hubiera sido una ladrona de autos?). Hablé con el administrador de uno de esos centros y al preguntarle si ellos respondían por el robo de los autos, me contestó que solo era para control; ¿de qué?, ¿de quién? ¿Ha cambiado la seguridad en los parqueos? Creo que no.

Rafaela de Ordóñez
Guayaquil

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Hace ya algún tiempo, se ven áreas de parqueo vehicular en el centro de Guayaquil pintadas e identificadas como “reservadas” (con el número del permiso municipal) por determinadas personas que, suponemos, las necesitan y tienen dinero para pagar al Municipio ese privilegio.

Como sabemos, el área, concreto, asfalto y todo lo que forma la calle, ha sido construido con el dinero de los contribuyentes de la ciudad, por lo que todos deberíamos tener derecho a su correcto uso; así, aunque exista una ordenanza que torne legal la reservación de áreas de la vía pública para parqueo “reservado”, esta sería discriminatoria hacia quien no tiene para pagar este privilegio.

Teniendo Guayaquil serios problemas de carencia de zonas de parqueo, esta situación empeora con las áreas “reservadas”. Hay lugares como la acera este de la avenida del Ejército entre Nueve de Octubre y Hurtado, donde casi toda la zona de estacionamiento ha sido “reservada”, y para empeorar el asunto, colocan pirámides de hierro sobre la misma que en vez de ser retiradas cuando un vehículo se parquea, son ubicadas hacia la vía, obstaculizando el tránsito y exponiendo a daños a los automotores, en una calle estrecha y con doble sentido.

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Eugenio Alfaro Y.
Guayaquil