El pasado domingo  en el Festival Internacional de Teatro de Manta se puso en escena una obra del grupo quiteño Ojo de Agua.

El movimiento telúrico interrumpió  la atención de los espectadores que la noche del domingo pasado observaban  en el teatro Chushig de Manta la pieza  teatral Kaspar, interpretada por la compañía quiteña Ojo de Agua,  bajo la dirección de Roberto Sánchez Cazar.   Algunas personas salieron de forma sigilosa de la sala de teatro después que culminó el temblor. Pese al fenómeno, los actores de la obra no se detuvieron ni un instante.

Los elementos de la escenografía, como  sillas, paneles y armarios dispuestos  por  el tablado se movieron, mientras Kaspar (María Elena López) caminaba entre estos objetos para percibir su textura, forma y aprender a relacionarlos con un conjunto de letras sin sentido.

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Una voz que salía de la parte lateral del escenario (Sánchez) lo guiaba.  Aquella fue la constante durante la quinta jornada de presentaciones del XVIII Festival Internacional de Teatro de Manta.  La obra enfoca una historia compleja escrita en 1968 por el alemán Peter Hanke durante la Europa de la posguerra.

Su protagonista, Kaspar, es un personaje que Hanke creó basándose en un misterioso ser que vivió en el siglo XVIII y que fue encerrado en un sótano desde su nacimiento.

La puesta en escena de esta historia puede compararse con una hoja vacía que la sociedad aún debe repletar con un conjunto de letras y fonemas que buscan hacer entendible lo inexplicable. Solo que en este caso la hoja vacía sería el niño Kaspar que recién empieza a conocer el mundo.

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Así, el uso de un lenguaje desordenado y complejo juega un papel preponderante para reflejar el caos que se genera en los seres humanos cuando un aprendizaje es impuesto sin justificaciones.  Es la tercera vez que Sánchez pone en escena esta obra desde hace año y medio que se estrenó en Quito.

Y como él mismo dice, Kaspar se resume en un arquetipo del ser humano en blanco que aprende a hablar, hablando. Se trata de un drama doloroso, caótico que enfoca cómo un niño es obligado por la sociedad a convertirse en un ser funcional, sin identidad. Un ser que forme parte de aquel sistema contemporáneo que nos envuelve.
El Festival,  que organiza el grupo  La Trinchera con el auspicio  de la Universidad Laica Eloy Alfaro de Manabí, llegará a su fin el próximo jueves.

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Notas
FUNCIÓN DE HOY
La obra Des-concierto para títeres y marionetas, se presenta hoy en el teatro Chushig de Manta, en el marco del XVIII Festival Internacional de Teatro que se realiza en esta ciudad. El grupo chileno Payasíteres pondrá en escena este musical que incluye muñecos y está dirigido para un público adulto.
 
MENOS PÚBLICO
El número de personas que asisten a las jornadas teatrales del festival descendió el domingo pasado. Acudieron 300, en contraposición con  las 400 que fueron  al resto de funciones.

LO QUE FALTA
Mañana en la penúltima jornada del Festival de Manta se escenificará  la obra El Quijote, del grupo ecuatoriano La Espada de Madera.

CON DANZA
La cita se cerrará el  jueves con un espectáculo de danza folclórica a cargo de la compañía  Sin Fronteras.

Para mí la  obra Kaspar, que  puso en escena el grupo ecuatoriano Ojo de
Agua, es parte de un camino que aún falta desarrollar, pulir y eso la hace interesante.

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Francisco Cocuzza,
actor argentino

Si la propuesta de la obra Kaspar fue no comunicar nada,  entonces creo que se cumplió   su cometido. Es muy difícil poner en escena este tipo de obras por su complejidad.

Carlos Valencia,
actor mantense