Las invasiones continúan sin control y poblan más este sector. Los terrenos son del Estado.

Un negocio rentable en la ciudadela  El Recreo del cantón Durán es  la venta de materiales de construcción.

Las adecuaciones en las estructuras iniciales continúan nueve años después de la creación del programa habitacional gestado por el entonces presidente Abdalá Bucaram (1996-1997) a través del Ministerio de Vivienda.

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Cinco etapas constituyen una ciudadela donde la construcción no se detiene.

Un ejemplo es La FAE-El Recreo. El programa habitacional de la institución militar tiene su espacio dentro de la ciudadela, pero el Municipio no tiene competencia, aclara su alcaldesa Mariana Mendieta.

Los nuevos residentes se sumarán a los 120 mil iniciales.

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Por otra parte, asentamientos informales copan extensas hectáreas adyacentes a El Recreo. Nuevo Horizonte, Lucha de los Pobres, Una Sola Fuerza y Justicia Social son antiguos.

La cooperativa  10 de Mayo se ubica en un terreno de la cuarta etapa (la más extensa de la ciudadela). Menos de diez casas son de cemento. Las otras, frágiles caseríos de caña.

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“Invadimos. Después que termine el litigio entre el Banco de la Vivienda y Fidecom nos legalizamos”, expresa José Moreno, de 35 años.

Él es “uno de los socios” de la cooperativa que pretende reemplazar a Fidecom en la  negociación de los solares,  indica.

“El terreno tiene  unas dos hectáreas. Lo estamos negociando  en unos $  650 mil para que cada solar cueste “más o menos” $ 3 mil”, señala  Moreno sobre los 230 terrenos  existentes.

Él y sus vecinos esperan acceder a un predio propio y dejar de  alquilar en Guayaquil.

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Una cuadrilla de policías ronda el sector. Al parecer esto no es  impedimento para que la violencia siga dominando.

La delincuencia que, según varios residentes impera en la zona, la atribuyen a la gente que pobló el terreno hace cinco meses.

Chaviteca (seudónimo con que se identificó una mujer de unos 40 años) asegura que su casa fue atracada dos veces, en ese lapso.

“Me tumbaron la puerta”, cuenta la residente de la quinta etapa y propietaria de un bazar.

“A las 22h00 se vende droga y el olor queda impregnado”, agrega Chaviteca, mientras dirige la edificación  de la planta alta de su vivienda.

En El Recreo muchas casas presentan modificaciones en su diseño inicial. Con ello, apuntan a ganar más espacio.

Dos habitaciones, una sala- comedor y un baño se reparten en un espacio de 6x4 metros aproximadamente en la morada  de Domitila Cruz (59),  que la tiene  “como se la entregaron”. El techo escasamente alcanza los dos metros de altura.

Una pared separa las viviendas en este sector de la quinta etapa donde hay más de una alcantarilla rebosada.

En la tercera etapa, las dos plantas en la casa de Fátima de Mero (28) se lograron “gracias a los años de ahorros” de su esposo, dice.

Su vecina, Brígida Cáceres, considera la limpieza de la zanja a pocos metros de su  hogar ubicado en la mz 221 como una necesidad desatendida en los años que lleva habitando en el lugar.

“Nunca limpian la zanja. Culebras, ratas, zorros traen enfermedades y llenan de insalubridad la zona”, agrega.

Leonidas Cevallos dirige un centro médico en la cuarta etapa e indica que el problema de recolección de basura que persiste en El Recreo se debe a que “los recolectores no pasan”.

“La gente bota la basura donde le es más conveniente. Los solares vacíos son preferidos, como el de aquí al frente”, manifiesta, mientras señala un terreno cubierto por cerros de basura.

El agua potable es otro problema. “Martes y jueves hay  agua aquí, pero solo desde las 05h00 hasta las 10h00. Máximo hasta las 12h00”, manifiesta.

El detonante de estos problemas es el crecimiento poblacional acelerado que no se ha detenido en los nueve años de existencia de El Recreo.