Cinco años después del comienzo de la segunda Intifada, el apoyo manifestado por la administración estadounidense al  dirigente palestino Mahmud Abas cambió el escenario en Medio Oriente.

Pese a que el gobierno estadounidense siempre apoyó incondicionalmente a  Israel durante el primer mandato del presidente George W. Bush, la diplomacia  estadounidense aparece hoy más equilibrada.

Desde el fallecimiento en noviembre último de Yasser Arafat, con quien el  presidente Bush tenía malas relaciones, "pasaron muchas cosas", reconoce un  alto funcionario del Departamento de Estado.

Publicidad

"Trabajamos en estrecha colaboración con la Autoridad Palestina", agrega el  funcionario que se mantuvo en el anonimato.

Antes que nada, Abas fue recibido en la Casa Blanca. Luego Estados Unidos  aprobó por primera vez una asistencia financiera directa a los palestinos y  encargaron a un experto militar, el general William Ward, a ayudar a  reorganizar los servicios de seguridad palestinos y fortalecerse frente a  grupos armados como Hamas.

El ex presidente del Banco Mundial, James Wolfensohn, enviado especial del  Cuarteto (Estados Unidos, Rusia, Unión Europea y ONU) a Medio Oriente, se  dedicó a la tarea de identificar proyectos de ayuda financiera susceptibles de  tener un rápido impacto sobre la economía de los territorios palestinos.

Publicidad

"Para fin de año, contamos con una ayuda internacional de alrededor de 750  millones de dólares para proyectos de impacto inmediato, con el fin de que los  palestinos constaten que su economía se recupera", destaca el responsable  norteamericano.

Además, la secretaria de Estado, Condoleezza Rice, realizó tres giras por  la región, su adjunto para Medio Oriente, David Welch, estuvo allí una decena  de veces y el propio presidente Bush se involucró directamente en el proceso de  paz al recibir en la Casa Blanca al primer ministro israelí, Ariel Sharon, y  otros dirigentes de la región.

Publicidad

Además de la ayuda sobre el terreno, Washington mantuvo una presión  constante sobre Israel hasta que cumplió la promesa de retirarse de la Franja  de Gaza el mes último e insistió en que se detenga la colonización en  Cisjordania.

A pesar de que el presidente Bush saludó el "coraje" del primer ministro  israelí, Ariel Sharon, durante el retiro de Gaza Washington se irritó por la  decisión israelí de confiscar tierras palestinas en Cisjordania para agrandar  colonias.

"Esto no puedo limitarse a Gaza", declaró Rice, en el momento en que las  cadenas de televisión estadounidenses retransmitían en directo la dramática  evacuación de la sinagoga de Neve Dekalim, "capital" de los colonos de Gaza,  por fuerzas de seguridad isreaelíes.

Y durante la reciente reunión del Cuarteto en Nueva York defendió el  derecho de los palestinos a realizar elecciones legislativas en enero, mientras  Israel amenaza con bloquear esos comicios en Cisjordania si participa en ellos  el movimiento islamista Hamas.

Publicidad

"Comprendemos que esto es una transición y creo que todo el mundo (lo)  comprende", declaró la jefa de la diplomacia estadounidense, estimando que era  necesario "dejar a los palestinos cierto margen de maniobra".

Por su lado, el presidente Bush llamó frente a una asociación de judíos  republicanos en Washington a los países árabes a ayudar a "las fuerzas  democráticas en Gaza" en contra de los que intentan destruir a Israel (es  decir, Hamas).