A diario –por todos los medios de comunicación– se nos pide enviar mensajes por celular para algún concurso, ayudar a alguien, o “chatear”.

Si el fin es ayudar a personas o instituciones de beneficencia, no hay problema; el problema surge cuando es para determinado concurso o rifa de algún artículo, o simplemente para que veamos por televisión nuestro mensaje.  Para los concursos y rifas hay una ley que se estaría violando al no contarse con los permisos, no verificarlos ante notarios, y al no saberse adónde destinarán las ganancias. Esto se agrava cuando revisando los mensajes que envían para “chatear”, se identifican a menores de edad que piden conocer chicas o chicos de 12 a 17 años. Esos muchachos estarían malgastando el dinero de sus padres sin su consentimiento, pues cada mensaje cuesta 0,44 centavos.
Hago un llamado a las autoridades porque debe haber una regulación para este tipo de negocio, donde unos se lucran con miles de dólares a base de la ingenuidad del pueblo.

Gabriel Cassis Velásquez
Guayaquil