La organización en residentes de ciertas manzanas determina la manutención de parques y el pago de la guardianía privada en la urbanización.

Ciudadela de los parques. Ese apelativo es el más utilizado por residentes de Guayacanes para resumir lo que es este sector del norte de la ciudad.

Una avenida principal (Antonio Parra Velasco), poblada de eucaliptos, y un parque cada cuatro manzanas son fundamentos citados por Olmedo Villón de 50 años, habitante de la manzana 87.

Publicidad

“Antes se percibía el olor a eucalipto, ahora se ha deforestado un poco”, agrega Villón, quien es miembro del comité a cargo de la construcción de la Casa Comunal del sector (manzana 185).

Esta agrupación   coordina actividades destinadas a recaudar fondos y concluir la obra. El bingo de  la noche del sábado pasado es una de ellas.

Publicidad

Manuel de Jesús Real es la calle donde, a más de viviendas, están la iglesia, cancha de voleibol, parque, retén policial y varios comercios.

Protinor fue   la compañía propietaria de los terrenos.

“Guayacanes fue un proyecto habitacional privado en un tiempo cuando  estaban en auge los préstamos hipotecarios”, refirió Villón.

Inseguridad
Por años,  la inseguridad es una de las mayores causas de  preocupación en el sector. Es común ver guardias, en bicicletas, rondando calles y armados de “recortadas”. El sonido  de sus pitos advierte su presencia, pero al parecer no inmuta a delincuentes.

“He recibido amenazas”, afirma un custodio, cuya garita, de  1 m², está en un parque cercano a la Mz. 17.

“He visto a pillos romper vidrios de autos y llevarse las radios pero, qué puedo hacer si ellos tienen buenas armas y la mía  después de un tiro  se traba”, expresa con resignación.

Este y otros parques lucen cuidados. En otros se hacen readecuaciones y pocos son los descuidados. 

“Depende de la organización de los moradores”, dice Ana María de Alemán, respecto a la observación.

“Nosotros mismos pagamos guardianía y damos mantenimiento al parque”, destaca la residente, responsable actual de que lo estipulado se cumpla en las cuatro manzanas que rodean al área de recreación.

Si bien se aprecian letreros de ‘Se alquila’ o ‘Se vende’ en algunas casas, también hay mucha actividad en la construcción de nuevas y lujosas edificaciones.

La señalización es otro requerimiento de la ciudadela. “Muchos accidentes se han producido”, dice  Mariana Hinojosa, habitante de la Mz. 194, pues recordó que hace 15 años un niño murió arrollado por un bus de transporte urbano  que antes avanzaba al sector.

Ello provocó que residentes de Guayacanes  impidan que la frecuencia acceda al lugar, pero la necesidad de contar con transportación pública fue mayor. Ahora las líneas  124 y la 72 operan en  la zona.

Así prosigue la vida en la ciudadela donde, al parecer, sus residentes no pierden la oportunidad de destacar sus áreas verdes.