Lo que se mira con frecuencia se vuelve normal, por tanto, ver que los jubilados una y otra vez se levantan llamando de alguna manera la atención a las autoridades y alertando a toda la sociedad, se vuelve peligroso ya que se estaría erigiendo un monumento a la indolencia, a la injusticia y a la incapacidad.

Los constructores de ese monumento son el Gobierno,  el Congreso, el directorio del IESS (Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social) y todos quienes están obligados a velar por el bienestar de los habitantes del país, a respetar su vida, a pagar un sueldo o pensión justos que les permita vivir dignamente; a repartir equitativamente las riquezas de su suelo, a desterrar la real pobreza de sus habitantes; a combatir decididamente la corrupción  que es por donde se van los ríos de dinero de nuestro país, para desembocar al gran océano de la impunidad, ante nuestra impotencia.

Meditamos en sus acciones, solidaricémonos con sus penurias, olvido, injusticia que soportan, para que estos episodios no se repitan para bien de la salud mental de todos.

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Dra. Dolores M. Ycaza Olvera
Guayaquil

Así como los afiliados y jubilados del IESS lograron la devolución de los fondos de reserva y aumentos en sus pensiones, respectivamente, se debería exigir  una inmediata reorganización de la institución.

Como primer objetivo, dotarla de un personal altamente calificado con conocimientos académicos de servicio y alta moral, para lograr eficiencia. Para una buena organización tienen que tener computadoras con un sistema operativo avanzado y amplio en los hospitales y centros asistenciales, los cuales deberán estar dotados de médicos especializados, equipos de diagnóstico modernos, farmacias con todos los medicamentos requeridos por los pacientes.

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No es posible que los afiliados y jubilados del IESS sigan atropellados por personal corrupto e inepto puesto a dedo por los gobiernos de turno.

Héctor García Rivera
Guayaquil