El huracán Rita, calificado por los meteorólogos como un “monstruo”, es considerado como el tercer mayor ciclón de la historia, podría, pese a las medidas de prevención, destruir los diques de Nueva Orleans y provocar una marejada que arrase con la ciudad de Galveston.

Casi dos millones de personas, desde Texas hasta Luisiana, escapaban ayer de las costas del Golfo de México por el inminente golpe del huracán Rita, mientras el presidente de EE.UU., George W. Bush, afirmaba que hay que “prepararse para lo peor”.

Las autoridades de Texas emitieron órdenes de evacuación obligatoria, particularmente para la ciudad de Galveston, de 57.000 habitantes y ubicada en una isla, que en 1900 sufrió el huracán más mortífero registrado en el país que dejó unos 8.000 muertos.

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Las carreteras de salida de Galveston y Houston (de cuatro millones de habitantes) estaban tapadas por miles de vehículos y de personas que huían del ciclón, y que tardaron más de 10 horas en recorrer 60 km hasta Houston, al noroeste, con atascamientos de hasta trece horas.

En Galveston, las ambulancias vaciaban hospitales,  autobuses escolares transportaban a quienes no tenían  medios para irse, las gasolineras se quedaron sin combustible, y miles de pasajeros estaban varados en los aeropuertos.

“Evacuen ahora”, dijo el gobernador de Texas, Rick Perry, mientras la gobernadora de Luisiana, Kathleen Blanco, también pidió a los residentes en las áreas costeras evacuar cuanto antes y no irse hacia Texas, donde está la mayoría de los desplazados por Katrina, que destrozó Nueva Orleans el pasado 29 de agosto y dejó más de 1.000 muertos.

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La Casa Blanca también tenía ayer un solo mensaje para los estadounidenses que viven en áreas amenazadas por el huracán  Rita: “Váyanse”.

“Lo mejor es irse, evacuar”, dijo el portavoz  de la Casa Blanca, Scott McClellan.

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Bush, criticado por la lenta respuesta para proteger al estado de Luisiana, mayoritariamente negro y pobre, del desastre de Katrina, dijo ayer que  hay que “prepararse para lo peor” y dispuso el envío de 26 helicópteros, 5.000 guardias nacionales, equipos de comunicación y camiones con agua, alimentos y hielo hacia Texas, su estado natal y del que fue gobernador.

Rita que el miércoles alcanzó la categoría 5, la máxima en la escala de medición Saffir-Simpson, y es el tercer mayor huracán de la historia, debe entrar a tierra entre hoy y mañana en algún punto entre Galveston  y Port Arthur, en el límite de Texas y Luisiana y aunque se debilitó a huracán de categoría 4 y podría perder fuerza al llegar a tierra, es aún muy peligroso.

“Es un superhuracán, tiene un diámetro de una gran dimensión”, dijo el meteorólogo Francisco Isidro, del Centro Nacional de Huracanes.

Expertos lo califican como “un monstruo” que con sus vientos demolería edificios, arrojaría torrenciales lluvias y levantaría olas de entre cuatro a seis metros más alto que el nivel normal, que pueden provocar graves inundaciones.

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Pronósticos indicaban que Galveston podría ser  tragada por esa marejada y en Nueva Orleans cunde el temor que las lluvias rompan el recién reparado sistema de represas y la ciudad se inunde de nuevo.

92% de la producción
de  petróleo en el Golfo de México en EE.UU. estaba paralizada ayer ante la amenaza  del huracán Rita, que se aproximaba a las costas de Texas, según informe del Minerals Management Service.

1.069 MUERTOS
es el saldo oficial que hasta ayer dejaba el huracán Katrina que azotó entre fines de agosto e inicios de septiembre a los estados de Florida, Alabama, Mississippi y Luisiana.