Simon Wiesenthal, el célebre “cazador de nazis” austriaco, murió ayer a los 96 años en Viena, anunció el centro que  lleva su nombre en Los Ángeles aunque no dio a conocer la causa de su muerte.

Wiesenthal ayudó a llevar a más de 1.100 criminales nazis ante la justicia, “a pesar de la apatía y la indiferencia del mundo” según el centro.

El famoso “cazador de nazis” estaba enfermo desde hace varios años y vivía como un recluso. Había sobrevivido a varios campos de concentración al fin de la guerra, pero 89 de sus parientes murieron.

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El rabino Marvin Hier, fundador del Centro Simon Wiesenthal en Los Ángeles, EE.UU., una entidad de defensa de los derechos humanos, calificó a Wiesenthal como “la conciencia del Holocausto”.

Nació en 1908 en una familia judía en Ucrania, y escapó a la policía secreta soviética. Fue liberado en 1945 del  campo de concentración de Mathausen por los estadounidenses.

En vida dijo que una sola vez quiso apartarse del marco legal y aplicar la ley del talión al hallar entre los papeles de un nazi la foto de un niño judío colgado por los testículos.

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La Fundación Ana Frank de Amsterdam saludó ayer la “fuerza viva” de la caza de los nazis que era Wiesenthal. “Después de años de persecución ubicó a Karl Joseph Silberbauer”, oficial  de la Gestapo que detuvo a la familia Frank en 1944 en Amsterdam.

Adolescente judía alemana, Ana Frank pasó escondida dos años en “el anexo” de un apartamento, escribió su diario que luego fue publicado.