Delegados de Colombia, Ecuador y Perú iniciaron el lunes con funcionarios de los Estados Unidos la etapa final de negociaciones del Tratado de Libre Comercio (TLC), con el ánimo de llegar a conclusiones definitivas, pero con amplias diferencias en temas fundamentales.

Las negociaciones críticas están en los sectores agropecuario y de propiedad intelectual por cuanto los gremios consideran que una mala negociación puede arruinar la agricultura y provocar alzas incontrolables en el precio de los medicamentos.

"El tema agrícola no hace parte de la agenda, pero se van a discutir los problemas sanitarios y fitosanitarios para lograr acceso real de nuestros productos agropecuarios a los Estados Unidos", sostuvo Hernando José González, jefe de los negociadores colombianos antes de comenzar en Cartagena cinco días de reuniones. "En propiedad intelectual la expectativa es que podamos cerrar las áreas de observancia, cumplimiento y transferencia de tecnología", agregó.

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Los laboratorios farmacéuticos colombianos han advertido que si hay limitaciones para el uso de patentes y transferencia de tecnología, muchos medicamentos pueden sufrir alzas que los pondrían fuera del alcance de la población.

Los negociadores llegaron a la décima segunda ronda de negociaciones con cuatro mesas ya cerradas y 19 en proceso de negociación muy avanzado.

El TLC tiene una fuerte resistencia entre los sindicatos de trabajadores, grupos indígenas y partidos de la oposición de izquierda que consideran que resultará en una reducción de las oportunidades de trabajo, degradación del medio ambiente y la liquidación de muchas empresas que no podrán competir con productos subsidios por los Estados Unidos.

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"El jueves, a partir de las 10h00, haremos una manifestación de protesta en Cartagena para mostrar nuestra oposición al TLC", señaló a la AP Carlos Rodríguez, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), la mayor organización sindical del país.

Fuertes medidas de seguridad han puesto en marcha la Policía y la armada en Cartagena, con anillos de control en las principales vías de acceso a la ciudad y vigilancia permanente sobre el centro de convenciones, sede de la reunión.